Hay que admitirlo a lo largo del camino hemos hecho algo de lo que no nos sentimos precisamente orgullosos. El “éxito” también pasa factura.

Lo que observamos en realidad cuando cada mañana nos miramos al espejo y nos vemos reflejados sobre él, con un espléndido traje hecho a la medida, son meses, son días, meses, años de insatisfacción. La imagen que tenemos ante nosotros no tiene nada de sorprendente. Siempre decimos que queremos hacer algo diferente para lograr nuestros sueños, pero… nos sentimos atrapados. Nos damos cuenta de que el camino ha sido largo y el esfuerzo excesivamente elevado.

No hay duda, eso que vemos en el espejo, es todo lo que hemos construido de nosotros. Eso es lo que todo el mundo espera de nosotros…, un alto ejecutivo muy bien remunerado en una empresa de primera categoría. Es nuestra tarjeta de presentación en los acontecimientos sociales, nuestro papel en la sociedad. También es lo que pensamos de nosotros mismos.

Nos resignamos pensando que nunca podremos alejarnos de ello, así soñemos con algo distinto… ¿o podríamos? ¿seríamos capaces de ello?

Sí, podemos

El hecho es que cuando nos acostumbramos a una forma de vivir, a un estilo, a un estatus, puede resultar muy complicado alejarse, es muy difícil cambiar. Hay poco apoyo social porque el cambio radical nunca estará bien visto.

¿Cuál es el problema?, que nos comportamos de acuerdo a lo que la sociedad exige. La sociedad cuestionaría cómo quedaría una “cosa así” en el currículo. Todos nos mirarían decepcionados.

“Somos producto del editor, más que del autor”

Cuando permitimos que la vida nos suceda… somos nosotros quienes estamos siendo controlados. No son las determinaciones quien nos controla, sino la gracia inesperada del mundo, como un barco de papel en un océano inquieto.

A veces me he preguntado, cómo sería el mundo si nadie trabajara en lo que no le gusta, o si la gente no diera buenos resultados en cosas que no desean hacer.

Pero, ¿estamos preparados para vivir de nuestros sueños? ¿ahora mismo? La mayoría no lo estamos.

Sin embargo, nunca es demasiado tarde para ser lo que quisiéramos haber sido, para buscar un mundo diferente. Como dijo la mujer de letras francesa, Mdme. Du Deffand: “la distancia no es nada; lo único difícil es dar el primer paso”

“La vida es una aventura atrevida o no es nada”