Ninguno de nosotros es perfecto y de todo corazón les digo que le den la bienvenida a otros seres y conversaciones perfectamente imperfectas en sus vidas. De hecho, búsquenlos. No traten de estar rodeados por la ilusión de la perfección, porque es el estándar más bajo posible de todos. En cambio, rodéense de aquellos que los desafían y los llamen a su yo superior y su propósito en esta realidad. Expónganse a todas las texturas y colores del tapiz de emociones e interacciones posibles en su vida personal y profesional.

Reconozcan que no todo el mundo va a decir o hacer cosas que los iluminen, de hecho, algunos les indispondrán, pero eso no quiere decir que no lo agradezcan y que de ello no aprenderán. Por favor, pidan que les enseñen más. Que les muestren más de su humanidad y de lo que significa participar plenamente en esta cosa inacabada llamada vida.

Si estuvieran rodeados solo por aquellos que son iguales y aceptan sus opiniones, no tendrían la extraordinaria oportunidad de aprender y crecer. Y qué aburrido sería esto.

Creo que este desafío crea oportunidades. Piensen en la forma en que se crea un diamante; sólo bajo una inmensa presión se puede formar un diamante, ¿o me equivoco?