Finjo que no me afectas, que puedo superar este insólito periodo y seguir como si nada estuviera pasando. Pero cuando el día de ayer se parece al de hoy y seguramente que será idéntico al de mañana, todo me parece un bucle, florecen inquietantes pensamientos de cansancio, esta cabeza está cada vez más abrumada. La incertidumbre me supera.

Hoy estás aquí conmigo y con muchas otras personas. Comenzamos a sentir extraviados nuestros pensamientos, a veces no sabemos con certeza lo que es esta “nueva normalidad”. Me encantaría poder echar las cartas y ver más allá de lo que hoy tanto nos está afectando.

Mientras más veo mis conductas y la de mis compañeros de trabajo, más convencido estoy de que no queremos ser tus huéspedes.

Con tranquilidad intento mirar más allá y no veo que esto vaya a cambiar a corto plazo. Acepto tus reglas porque de momento no veo otra posibilidad. Sé que cada quién tiene que encontrar la forma de atravesar su presente.

Pero de todo corazón, deseo tu destierro. Evita seguir llenándonos de pensamientos impacientes. Llegas, te instalas, a veces traes contigo a la nostalgia y a un maratón de recuerdos del ayer que hoy añoramos.

Hoy decidí que voy a sacudirme de tu presencia. No te quiero más aquí. Que tengas buen día.