Desde una perspectiva empresarial, el pensamiento estratégico es un proceso que comienza con un riguroso análisis, estudio o diagnóstico de una situación específica. Esta información nos permite desarrollar ideas, crear o pensar en cosas nuevas que podrían tener una gran ventaja competitiva para nosotros y para el futuro de la empresa.

Pero lo examinaremos como una capacidad que se puede aprender, desarrollar y aplicar en todos los ámbitos de nuestra vida diaria. Es una habilidad que nos pone en la posición mental adecuada para tomar decisiones racionales. Esto nos ayuda a alcanzar objetivos y encaminar nuestros proyectos hacia el éxito, ya que la estrategia y los buenos resultados son directamente proporcionales.

Es, sin lugar a dudas, un proceso de aprendizaje, ya que constituye una práctica creativa e imaginativa de enfrentarse a situaciones nuevas y perfeccionadas por la práctica. Es un proceso continuo que no se diseña como una tarea con un principio y un final.

Ahora estamos en nuevos entornos y ecosistemas de negocio donde la incertidumbre es la normalidad, no solo para sobrevivir, sino para crecer y prosperar. En este punto, y en el futuro, debemos tener una visión clara de dónde estamos, dónde queremos estar y qué podemos hacer para decidir qué hacer. Cuando no hay un propósito claro, no hay identidad.

Sin dirección, sin motivación, las personas y las organizaciones están ciegamente obsesionadas con mantener la continuidad en la forma en que hacen las cosas porque es lo único seguro que saben hacer y han hecho. Sin una visión que defina quiénes queremos ser, hay una enorme resistencia al cambio. Esto puede convertirse en un problema cuando hay frecuentes cambios en el entorno que afectan tanto a personas como a organizaciones. Es en este contexto que pensar como un estratega no es una opción sino una necesidad.

Esta necesidad nos obliga a desarrollar cuatro rasgos fundamentales:

Anticipación: un buen estratega tiene que anticiparse

Priorización: pensar como estratega significa priorizar

Adaptación: el que no se adapta no sobrevive

Acción: “si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes”