Mientras más impredecibles sean nuestras actividades laborales o nuestra habilidad, más difícil será para una máquina tomar nuestro lugar de trabajo.

 Depende de nosotros, si nos dejamos para que una máquina dotada de inteligencia artificial (IA) nos quite el trabajo, solo si es un trabajo repetitivo que ella pueda aprender de forma exponencial a una velocidad inimaginable.

Esta semana nuevamente volví a ser testigo de la preocupación de las organizaciones con relación a la transformación digital y la ansiedad de las personas sobre el futuro del trabajo, pero a la vez la imposibilidad de “paquidérmicas” organizaciones para poder hacer lago para cambiar de manera ágil.

Los humanos aprendemos generalmente por experiencia. Si somos un comercial de créditos bancarios, mientras más créditos otorguemos, tenemos más experiencia: aprendemos de nuestros errores, nos enfrentamos a diferentes retos y, en consecuencia, somos mejores comerciales.

Pero los comerciales como muchas otras profesiones u oficios, aprendemos de nuestra experiencia de forma lineal.

En cambio, un robot funcionando en la red, que tiene la oportunidad de recopilar, entender, evaluar, analizar y recibir, toda la experiencia de créditos evaluando las decisiones y los riesgos, que se han ido acumulando en Internet, y se comunica con otros 500 robots que cuentan con inteligencia artificial, días y noches enteras, sin descanso. Si cada robot busca un cliente potencial por comportamiento crediticio, analiza un caso por día en un año tendrá la experiencia adquirida de 500 robots, por un caso al día, por 365 días lo que significa 182.500 clientes potenciales, podrá conectar oferta y demanda, para poder otorgarles un crédito.
Un solo comercial jamás llegará a analizar esta cantidad de clientes potenciales.

El secreto no está en buscar ganarle a las máquinas, el secreto está en dar mayor relevancia a nuestra ventaja competitiva: ser más humanos.

La Inteligencia Artificial nunca reemplazará a la sabiduría, la empatía, una sonrisa real, el verdadero compromiso, la inspiración, el calor humano, etc.

Para asegurar nuestro futuro debemos enfocarnos en crecer nuestra inteligencia emocional.

Simplemente para cerrar quiero dirigirme a las personas que tan preocupadas están sobre el futuro de su trabajo. De la misma manera que Netflix no acabó con la radio, con las salas de cine, ni un libro digital destruyó al libro físico por su peso, las hojas, el olor, la Inteligencia Artificial no va a destruir todos los cargos de trabajo, lo que ocurrirá es que posiblemente se irán creando organizaciones paralelas y una división importante entre lo humano y lo artificial, pero estoy seguro de que lo mejor es buscar acercarse más a lo humano.

#noolvidemosalaspersonas