Hay grandes ahorros para las empresas si mantienen un esquema híbrido de trabajo.

Desde hace unos meses, nos hemos puesto en la tarea de averiguar con personas y organizaciones, acerca de las decisiones que han tomado sobre esquemas de trabajo, ahora que algunas están de regreso a las oficinas físicas.

Hemos descubierto que, un alto porcentaje de personas, están considerablemente más felices y motivadas con sus empresas, al trabajar de forma combinada, a veces en casa y otras en la oficina, lo que conlleva a mayor productividad.

Algunas de las acciones y actividades que han resuelto las empresas en esta transición, sabemos que pueden servir como ideas alternativas para despejar las dudas que han surgido en nuestras empresas, acerca de volver a trabajar 100% en oficinas físicas como antes de la pandemia o no.

Las personas tampoco es que quieran trabajar todo el tiempo de forma remota, sino algún espacio desde casa y otros desde la oficina. Esta alternancia las hace más felices y por ende más productivas. Pero lo mejor de todo, es que las empresas que han sido pioneras en este programa lo han comprobado y están muy satisfechas con el esquema.

La disyuntiva que repetidamente las hace dudar, está sobre el estilo del modelo de alternancia, lidiando por resolver cuántos días en casa y cuántos en oficina, pero hemos encontrado una opción muy razonable, que ha mantenido en un feliz acuerdo tanto a personas como a empleadores.

Hablamos de un esquema híbrido por tareas o actividades y no por días.

Partamos por aclarar que lo que se vuelve remoto no son los puestos o cargos, sino ciertas tareas. Porque cada trabajo o cada puesto tiene una lista de tareas o responsabilidades, sobre la que se debe discriminar cuáles pueden ser desempeñadas a distancia y cuáles no, sin perder en ningún momento el cumplimiento de los objetivos trazados para el cargo.

Es decir, si tomamos las funciones y responsabilidades del gerente de marketing, por ejemplo, podemos mirar qué hace, y así analizar qué porcentaje de sus tareas son viables a ser desarrolladas fuera de una oficina, y cuáles tienen que ejecutarse en la oficina, pensando en aquellas que requieren interacción con otras personas.

“Las oficinas deben pensarse como sitios para fortalecer vínculos y cultura organizacional, no para ir a meterse a un cubículo y conectarse a un computador”

Con lo cual, nos vamos a encontrar una manera de diseñar un trabajo híbrido para cada persona. Identificando el porcentaje de tareas a distancia y cuáles no pueden hacerse remotamente.

Entender cuán a distancia pueden desarrollarse ciertas tareas será muy importante en el replanteo laboral para decidir si puede o no acogerse a un esquema híbrido.

Así nos podemos reorganizar, quién puede o debe regresar a la oficina, quien debe ir cuándo y cuánto tiempo.

Lo mejor de todo, es que un esquema híbrido bien conceptualizado, genera grandes ahorros a las empresas.

Por ejemplo, hay ahorro en el arriendo de oficinas porque necesitan la mitad de espacio para albergar solo al 50% de las personas que asistirán a la oficina. Adicionalmente, disminuye el ausentismo, porque está medido que las personas se ausentan menos si trabajan desde casa, y como consecuencia baja la rotación.

Calculemos cuánto puede ser el estimado de ahorros anuales por persona. Considerando, no solo alquiler de oficinas, sino costo de las conexiones a internet, costos de energía y servicios, entre muchos otros. Suponiendo incluso, que la empresa asuma algunos gastos como beneficios para las personas por trabajar desde casa, una especie de alquiler, porcentaje de costo de internet, escritorio, silla, auriculares y otros menesteres para facilitar el trabajo remoto, manteniendo a estos utensilios como propiedad de la empresa, aunque estén en nuestras casas. Aun así, hay sustanciales ahorros.

Pero para lograr esto, se requiere de una decisión de la empresa, basado en un cambio de mentalidad de jefes y de empleados. ¿Estamos dispuestos?