A mucha gente le encanta estar “ocupada”. Lo llevan como medalla de honor. Cuando les preguntas cómo les ha ido, ¿cuál es la respuesta? “Estoy tan ocupado”, se lamentan. Pero es un alarde sutil. Porque les gusta la sensación.

Pero cuando “estás ocupado”, en realidad no haces nada, el hecho de que tu agenda esté llena de reuniones, citas y viajes (cuando se podía) no significa que estés progresando hacia tus verdaderas metas.

¿Estás enfocado, dando pasos o acciones tangibles hacia lo que realmente importa?

… ¿O simplemente estás “ocupado”?

Cuando estás ocupado, estás en piloto automático. No puedes ver que las horas se escapan, es un tiempo que nunca volverá.

Pero cuando eliges enfocarte, utilizar tu tiempo y energía en lograr tus verdaderas metas, ahí es donde ocurre la magia. Ahí es donde el enfoque se convierte en “estado de flujo”, esfuerzos mentales súper concentrados para lograr un crecimiento acelerado hacia lo que sí importa.

La mayoría de la gente prefiere el impulso emocional de alardear de lo “ocupados” que están, en lugar de hacer el trabajo realmente duro y que valga la pena. Elige el enfoque, no el trajín.