Una red de relaciones es como un músculo, cuanto más se usa y se pone a disposición de los demás, más grande y fuerte se hace.

La semana pasada les comenté que iría desmenuzando todos los aprendizajes que tuve la oportunidad de llevarme durante la semana de inmersión hablando sobre “exponenciablilidad” o crecimientos exponenciales.

Durante la convivencia con todo el grupo de personas, que teníamos un fin común. Entender y conocer más a profundidad sobre la manera de cómo una organización puede crecer exponencialmente. Este espacio de coexistencia me dio la oportunidad de corroborar que en el mundo hay dos tipos de personas, reafirmando lo que menciona Peter Diamandis en su libro Abundancia; personas que tienen mentalidad de escasez y las que tienen mentalidad de abundancia. La diferencia es importante, porque mientras las personas del primer grupo “sobreviven”, las del segundo “viven más y mejor”. La gente con mentalidad de escasez se mueve por el mundo con la idea de que todo el planeta es un juego donde lo que gana uno lo pierde otro. En cambio, la gente con mentalidad de abundancia, por el contrario, no piensa en quién se lleva el trozo más grande de la torta, sino en hacer una torta más grande para ganar más todos.

Esta inmersión de la que les hablo me dio la oportunidad de generar un amplio “networking” y pude notar, por la actitud de cada uno de los presentes y por el tema en cuestión del que fuimos a aprender, que la mayoría de ellos están en el segundo grupo. Es decir, ninguno con mentalidad de escasez, porque nadie se percibió egoísta o aprovechado con su conocimiento y su red de contactos. En cambio, estas personas con mentalidad de abundancia, por el contrario, fueron, durante este espacio propensos a ayudar a cada uno de los participantes, son buenos “conectores” o “nodos”, porque saben que lo que dieron volverá a ellos multiplicado, así sea lento el proceso de reciprocidad, saben que tarde o temprano llegará.

En este sentido, cualquier persona es una oportunidad para desarrollar y estrechar relaciones que nos impulsen; cada interacción es una oportunidad para crecer y generar valor. Hay que considerar lo de conocer gente nueva como un reto y una oportunidad. Debe ser algo divertido. Creo que lo más valioso que me llevo es que, de cada persona que conozcamos deberíamos hacernos tres preguntas: qué podemos aprender de él, qué nos puede aportar y qué podemos aportar.

Hay personas que su vida es discreta pero brillante. No nos dejemos deslumbrar por fuegos artificiales y confeti. Cualquier persona puede ser un vehículo conector en nuestra vida, a veces desde lo profesional, y otras, desde lo personal.

Para ello es mejor tener una actitud positiva hacia los demás. Porque la gente con buena actitud tiene mejor suerte.