La economía, las industrias, las empresas y las personas se encuentran en una circunstancia muy diferente a la de algunos años atrás. A nuestro alrededor ha explotado toda una dinámica basada en datos, información, en texto, hoy escribimos de todo y para todo.

La personalización masiva de ofertas resulta ahora más sencilla de visualizar y nos abre unas ventanas enormes y nuevas maneras de comprender los servicios o los productos, y cuando hablo de esto me refiero a cualquier tipo de servicio o de producto. El que les pase por la cabeza, aquellos relacionados con el transporte, el turismo, el almacenamiento, la comunicación, la alimentación, las entregas a domicilio, etc., piensen en cualquier tipo de servicio, el que prestamos, si trabajamos en estas industrias o los que recibimos si somos clientes de las empresas que nos lo ofrecen. En muchas ocasiones se asocian a temporalidad, empleos de escasas competencias y condiciones precarias.

Rompamos la idea o la conceptualización tradicional que tenemos sobre las industrias, para crecer los negocios de otra manera. Ahora quiero jugar con la idea de “industrias líquidas”, en donde me voy a anclar más en los flujos de conocimiento que se generan alrededor de estas, y no tanto en las infraestructuras en las que se soporta, en los productos que los evidencian o las marcas que las representan.

Se me ocurre dar un ejemplo a través de la industria del café del que he tenido que investigar y exponer recientemente. Alrededor de la producción de café se ha generado una amplia colección de servicios y hoy en día parece normalizada la idea de que el café no es solo el líquido que surge a partir de la siembra, cosecha y de su meticuloso procesamiento, sino que incluye muchas otras experiencias capaces de satisfacer expectativas más allá de la bebida en sí.

Con esto quiero dar una idea expandida del café o de la industria el café, no limitada a lo convencional. En ese sentido, los datos, la información, el conocimiento, alrededor de las personas usuarias como colectivo, quieran o no, siempre generan mensajes que puede ser de enorme utilidad para las mismas empresas que producen el café. A qué me refiero, al conocer a las personas que se muestren vinculadas a un determinado producto o servicio a través de lo que escriben e interactuar con ellas abre ampliamente el abanico de creatividad, diseño, innovación o generación de nuevos modelos de negocios.

Para ser mas claro sobre las oportunidades y forzarnos a romper el pensamiento convencional. Hoy, gracias a los textos y al uso adecuado de estos, podemos conseguir una trazabilidad como nunca vista con anterioridad, gracias a las nuevas tecnologías. Estos textos que fluyen y que pueden provenir de lo que las personas dicen, escriben, comparten en redes sociales, por ejemplo, aquellas en donde evalúan la calidad de los servicios que reciben en donde toman o compran café. Es ahí en donde cobra sentido el concepto de líquido, de flujo, porque el análisis masivo de textos continuos puede proporcionar “insights” constantes e inimaginables para tomar decisiones coherentes con lo que las personas opinan. Créanlo o no, pero es verdad. Además, tengo la sensación de que desde hace tiempo hay posibilidad de llevar a cabo seguimiento a todo lo que se escribe y que puede aportar información de valor. Pero puedo testificar que ya el momento llegó, en el que aquellas ideas se comienzan a mostrar en forma real.

Las personas, el conocimiento, sus experiencias son los elementos que abren nuevas posibilidades y profundas transformaciones en los modelos de negocio con los adecuados y oportunos análisis masivos de texto.