Una vez más estamos en la temporada de los propósitos de Año Nuevo. Sin embargo, al final de cada año, el 45% de nosotros iniciamos hacemos la tarea y decidimos con optimismo lo que queremos lograr en el próximo año.

No obstante, año tras año, solo el 8% realmente logra lo que decide hacer el 1 de enero. De hecho, ¡el 25% no pasan de la primera semana!

La idea de hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes, tiene todo el sentido.

Así que esta vez, mi propuesta es adoptar un enfoque más inteligente para establecer y lograr nuestros propósitos de 2022. Para ganar la batalla y llegar a ser parte del 8% que logra sus objetivos este año.

Lo más recomendable es que utilicemos tácticas concretas para establecer objetivos alcanzables y desarrollar un sistema para lograrlos realmente. Porque la mayoría de las personas anotan sus metas sin ni siquiera desarrollar un plan para llevarlas a cabo.

Es tentador establecer metas grandes y ambiciosas para el nuevo año: escribir un libro, perder 20 kilos, aprender sobre una nueva tecnología, emprender sobre una nueva idea. Al fin, tenemos todo un año para lograrlo.

Sin embargo, si creamos rutinas y rituales es más probable que logremos nuestros objetivos, cuando nos centramos en el proceso más que en el resultado. Por ejemplo, si fijamos las metas de completar un número específico de entrenamientos físicos y de alimentación día a día para mejorar nuestro peso y salud (orientado al proceso) superamos a los que establecen los kilogramos con una cifra específica como meta (orientado a resultados).

¿Por qué las metas que se enfocan en el proceso son mucho más efectivas? Primero, por definición, los objetivos del proceso requieren que elaboremos un plan más específico y concreto para lograr sus objetivos a más largo plazo. En segundo lugar, nos obligan a concentrarnos en sus acciones actuales y, por lo tanto, se sienten más urgentes que los objetivos a más largo plazo.

Los grandes resultados pueden ser motivadores, pero debemos asegurarnos de tener los objetivos orientados al proceso que los respalden.

Lo que realmente se necesita es acción, a través de rutinas y rituales.

Dejémonos de fantasear con el resultado final.

En última instancia, la única forma de lograr nuestros objetivos es a través de la acción. Empezar ahora.