En la actualidad, el propósito se ha convertido en un elemento fundamental para la construcción de una cultura organizacional sólida y coherente con los valores de la empresa. El propósito es aquello que impulsa a la organización a lograr sus objetivos, a conectarse con su entorno y a marcar la diferencia en el mercado.

En este sentido, es importante destacar que el propósito no solo debe ser un discurso vacío, sino que debe estar presente en todas las acciones de la organización. Es decir, debe ser una parte integral de la cultura organizacional. Para lograr esto, se requiere de una estrategia sólida y coherente, que permita accionar actividades que potencien esta cultura desde el propósito.

En primer lugar, es importante que la organización defina claramente su propósito y que lo comunique de forma clara y sencilla a todos los miembros de la empresa. Esto permitirá que cada persona se sienta comprometida con el propósito y sepa cómo su trabajo contribuye a su cumplimiento.

Una vez definido el propósito, es fundamental que se establezcan acciones concretas para fomentar una cultura organizacional coherente con él. Estas acciones pueden incluir:

  • La formación y el entrenamiento de las personas en los valores y la cultura organizacional, de manera que puedan comprender y aplicar el propósito en su trabajo diario.
  • La creación de espacios de participación y colaboración para fomentar la creatividad y la innovación en torno al propósito de la organización.
  • El desarrollo de programas de valor compartido que estén en línea con el propósito de la organización y que permitan que las personas se involucren en iniciativas que tengan un impacto positivo en su comunidad y en el entorno.
  • La evaluación sobre la evolución de las personas con base  en el compromiso con el propósito y los valores de la organización, más que en los resultados cuantitativos.
  • La creación de una red de mentores y coaches que puedan ayudar a los empleados a comprender y aplicar el propósito en su trabajo diario.
  • La medición del impacto del propósito en la satisfacción de las personas y en la percepción de la empresa por parte de los clientes y la sociedad en general.

En definitiva, la construcción de una cultura organizacional coherente con el propósito requiere de una estrategia sólida y acciones concretas que permitan que el propósito se integre en todas las áreas de la empresa. Además, es importante que exista cercanía por parte de los líderes y se establezcan mecanismos para evaluar el impacto de estas acciones y para hacer ajustes en caso de que sea necesario.

En este sentido, es importante que las empresas aborden la construcción de una cultura organizacional coherente con el propósito como una oportunidad para mejorar la calidad de vida de las personas, para generar valor compartido para los clientes, para tener un impacto positivo en la sociedad en general y en el entorno. De esta forma, el propósito se convierte en uno de los elementos más relevantes para el éxito y la sostenibilidad de la organización.