Es difícil saber cuántos profesionales están hoy preocupados por su futuro, sin embargo, no hay mejor opción que tener una visión de crecimiento y aprendizaje para lo que vendrá.

Sin tener idea de lo que va a suceder, lo peor que podemos hacer es no tomar el control de nuestro futuro.

Sabes, tus suposiciones son tan buenas como las mías, pero hay que actuar, para no convertir nuestra vida en un déjà vu.

Ahora imagina que eres un globo que flota en un entorno incierto. Si tu futuro depende de lo que pase con este globo, me surgen varias figuraciones:

La primera es, no ser paciente y dejarte llevar por el azar, soltar la boquilla, para que éste, de forma caótica, tome un rumbo incierto, descontrolado y desconocido. Conclusión, perdiste el rumbo.

Otra posibilidad es, no asumir responsabilidad, es decir, alguien ajeno a ti “pincha tu globo”, lo que genera un estallido, tu quebranto y repercutirá en algo que supera a lo catastrófico. Conclusión, tu futuro irreparable.

 La tercera opción, introduce más helio a tu globo, basado en la confianza y tus capacidades, liderando tu propia motivación y valía personal para sostenerte y elevarte. Conclusión, llevas el control.