Mientras corría esta mañana me abrumaron dos pensamientos, saber si hago lo que me apasiona y, saber si mi propia curiosidad puede ser un camino sencillo de encontrar esa pasión, sin quebrarme la cabeza buscándola.

Se me cruzaron algunas preguntas…

  1. ¿Qué lecturas, videos, podcast o personas captan mi atención? Pensé en aquello que escucho y mueve mi barbilla hacia un lado y hace que los ojos se me entrecierren e inclino la cabeza ligeramente. Cuando me da esta sensación, curioseo allí, porque sé que encontré algo que realmente despierta mi interés
  2. ¿A qué dedico mi tiempo sin quejarme? Sigo curioseando en todo lo que hago y me pregunto ¿quiero hacer más de esto? entonces me doy cuenta de qué es lo que hago y quiero seguir haciendo siempre
  3. Tambien, cuando me piden que en una hora hable sin preparación previa sobre un tema, vuelvo a curiosear en mis pensamientos ¿de qué temas hablo? ¿Qué me da energía? ¿Qué me da brillo en los ojos? ¿En qué pierdo la noción del tiempo? ¿De qué hablo con las personas que ni siquiera considero una pasión o un propósito?

Una sensación de liberación invadió mi cuerpo. Paré, las gotitas de sudor empezaron a caer, puse mi pie derecho delante del izquierdo y seguí corriendo.