No des respuestas, da perspectiva, contexto.

Antes de ofrecer y entregar todo tu conocimiento y experiencia en ayudar alguna persona que te solicita ayuda para resolver algún problema que está teniendo, lo más recomendable es intentar comprender su enfoque actual y contexto situacional, para ayudarlos a encaminarse hacia la resolución de ese problema, desde varias posiciones diferentes.

Si sabes de alguna persona que está teniendo problemas con su búsqueda de trabajo, por ejemplo. Puedes servir como “sparring” y convertirte en su mentor. Si quieres ser un buen mentor, les preguntarías sobre la manera de comunicarse con las personas e interlocutores del lado de la empresa contratante, les pedirías que revisaran la información que han establecido en LinkedIn, su currículum vitae y, además, que no se les vaya a olvidar por ninguna circunstancia la actualización de su portafolio. Si realmente encuentran valor en cómo les ayudas, quizás llegarían a solicitarte una entrevista simulada, que, de no ser experto, podrían realizar bajo tu recomendación, con algún versado en este campo.

Ahora sí, una vez que vean la panorámica completa, entenderán desde una perspectiva mas amplia, las razones de por qué no están logrando el o los resultados que se desean. Todas las acciones y ayudas mencionadas son muy bien valoradas, y evitas decirles simplemente lo que deben corregir. Es decir, ayúdalos a ver lo que obviamente tu ya ves.

Si quieres ser un buen mentor, ofrece generosamente esta perspectiva, revelando desde un enfoque diferente al de ellos, cómo se percibe el contenido que están comunicando, luego déjalos libres para hacer los cambios necesarios con base en la perspectiva recién expuesta.

Sugiere a las personas que propongan varias alternativas y las pongan a prueba. Por tu parte, proporciona solo retroalimentación, no la solución. Tampoco las guíes solamente a encontrar respuestas, sino empodéralas a utilizar diferentes enfoques para que descubran caminos y opciones por sí mismas.

Nútrelas abiertamente a obtener diferentes puntos de vista. Al hacer esto, las personas no solo crecerán más rápido al estar expuestas a diferentes visiones, sino que también tendrán más oportunidades para practicar la toma de decisiones. 

De esta manera, les brindas la oportunidad de analizar desde diferentes puntos de vista, para que practiquen y prueben sin importar el resultado. Solo entonces podrán convertirse realmente en tomadores de decisiones independientes, equipados para generar el impacto que se propusieron y conseguir, si fuese el caso, el trabajo deseado.

Por último, no olvides ser honesto acerca de tus fortalezas y limitaciones. Date cuenta de que todos tenemos habilidades y experiencias diferentes, sabiendo que las personas al solicitar tu ayuda no esperan que les proporciones respuestas para todo. 

Cuando te enfrentes a un tema del que no seas muy versado, puedes guiarlos o recomendarlos con toda confianza, hacia otros recursos o conexiones que les pueden brindar un mejor apoyo. Porque los buenos mentores realmente deben tener en mente el mejor interés hacia las personas a las que ayudan, sin sentir la necesidad de “fingir” para aparecer como la mejor y única fuente de conocimiento. 

¿Estás listo para convertirte en un buen mentor?