Las compañías orientadas a la ejecución de la estrategia son más ágiles y flexibles que las demás, porque están más cerca de la “jugada” y de los cambios en el entorno.

 Actualmente mi trabajo consiste en tratar de recuperar la disciplina de la ejecución en las personas y en las compañías que la han perdido o nunca la han adquirido. La mayoría de los profesionales y organizaciones consideran que la ejecución es un trabajo insignificante o poco ostentoso y que está por debajo de la dignidad de un líder empresarial.

En definitiva, es una idea equivocada. Por el contrario, este es el trabajo más significativo de un líder y de los empleados.

Esta aventura personal sobre el rescate del proceso de ejecución comenzó para mí, hace más de 15 años, durante mi carrera como consultor empresarial. Aunque he intervenido en proyectos de organizaciones en donde se hacen cosas y donde las personas sí cumplen sus compromisos. Es devastador hoy en día, al visitar semana a semana compañías, encontrarse con muchas que dan por sentada la ejecución, pero no la hacen en realidad. Es tan inquietante descubrir a compañías que cuentan con personas, trabajadores brillantes, pero poco efectivas porque no le conceden la importancia debida a esa responsabilidad de hacer las cosas.

Casi todas las organizaciones, realizan las mismas actividades básicas, tienen entre otros procesos, uno para las operaciones, uno para las personas, uno para el presupuesto y en ocasiones uno para la estrategia. Pero a pesar hacer cosas similares, hay organizaciones en las que no se alcanzan los resultados. En cambio, cuando se gestionan esos procesos a profundidad y con el seguimiento adecuado, se obtienen resultados importantes. Se logran responder preguntas críticas:

  • ¿estamos creciendo nuestra participación en el mercado?
  • ¿nuestros productos están logrando la penetración necesaria?
  • ¿sabemos claramente, la manera cómo estamos creciendo y compitiendo en el mercado?
  • ¿el personal que pertenece a la organización es el adecuado?

De no ser así,

  • ¿qué hacen las organizaciones al respecto?
  • ¿cómo aseguran que se tienen los suficientes proyectos e iniciativas para lograr los resultados a los que se han comprometido?

Lamentablemente, las empresas muchas veces se hacen estas preguntas de forma sin conocer la respuesta. He observado que las empresas trabajan mucho en estos procesos, pero sólo una parte de dichos procesos suele ser útil. Los planes estratégicos, cuando los hay, en ocasiones son documentos “muertos” que contienen información sobre los productos y los clientes, pero con información que poco tienen que ver con la estrategia. El seguimiento, la mayoría de las ocasiones, es estrictamente un ejercicio de números, prestando poca atención o ninguna a las acciones para crecer y para competir, porque se afirma que eso es una labor “muy operativa y poco estratégica”.

Adicionalmente, me he encontrado que la gente se sigue manteniendo en las mismas compañías por mucho tiempo, que las organizaciones siguen siendo dirigidas por las áreas financieras, en lugar de hacerlo por las personas de la operación y las comerciales, y que muchas de ellas carecen de métodos de aprendizaje o educación enfocados al autodesarrollo. Y que los procesos básicos, muchas veces están desconectados de las realidades cotidianas del mercado, porque se acostumbran a “mirarse el ombligo” perdiendo la sensibilidad del cliente, lo cual es vital.

Lo que he mencionado en estos párrafos, hacen parte de un problema fundamental: los líderes piensan que la ejecución es un aspecto táctico, algo que normalmente delegan o no hacen, mientras enfocan su atención en lo que consideran como los “aspectos más importantes o estratégicos”. Pero les aseguro que la ejecución no es solo táctica; es disciplina y son hábitos. Debe constituirse como parte de la estrategia de cualquier compañía, de sus objetivos, de su cultura. Sin ellos, simplemente no hay resultados.

La ejecución marca el ritmo de todo, no es una ciencia complicada, se trata de algo directo, de un “paso a paso” sencillo. Lo principal es que los líderes deben estar comprometidos profunda y apasionadamente.

Todo lo aquí mencionado es una triste realidad, y es mi aprendizaje en todos estos años de deambular por las compañías.

Comprender todo esto tiene un gran valor y creo que este “know how” sobre la disciplina de la ejecución será una ventaja competitiva para cualquier persona y organización. Por esto he decidido dedicar varios capítulos de este blog para revelar cada uno de los elementos que son necesarios para poner en práctica la estrategia, tanto desde el punto de vista del negocio como del personal. Estoy seguro de que con todo esto obtendrán un gran aprendizaje y generarán mejores resultados.