Muchas organizaciones están tomando sus decisiones, sus políticas acerca del talento y la gente, basadas en presunciones que están obsoletas, sin analizar, y enraizadas más en la tradición que en la ciencia.

Esta semana me invitaron a participar en un foro interno en una Empresa que está nadando en el océano de la transformación digital. El objetivo de mi participación fue, que a través de una charla de treinta minutos, les ayudara a “generar apropiación hacia la transformación”. Hablé a un grupo de personas que van a ser “embestidas” mas temprano que tarde por esta transformación. Esto significa que deberán cambiar la forma cómo hoy hacen las cosas, o si lo quiero ver de otra manera, el trabajo que hoy realizan será efectuado por algún robot y ellos tendrán que hacer algo distinto, pero con el resultado de lo que una máquina les entregará. Qué situación tan difícil, la que están pasando estas personas, pensé.

Sin embargo, después de que pasó por mi mente las pesadillas que deberían estar teniendo todas estas angustiadas personas; en el primer minuto de mi intervención les dije que sería absurdo especular que en media hora les cambiaría su concepción sobre la pérdida inminente de su trabajo y que sería ilógico pensar que llevaría a todo el grupo allí presente a una apropiación de cambios que atentan contra su estabilidad.

En cambio, a lo que sí dediqué esos breves minutos fue a argumentar las razones por las cuales, un ser humano cambia o no su percepción hacia algo que va a tener una influencia positiva o negativa hacia cada uno de ellos.

Les mencionaba que, si realmente queremos salir avante de este desorden que está generando la digitalización, y si realmente queremos crear apropiación de los cambios sobre las tareas esenciales que está emanando de esta transformación, no se deben confeccionar acciones equivocadas u obsoletas. Es decir, atraer a las personas con una zanahoria más dulce, o amenazarlas con un palo más grueso es un error. Necesitamos una perspectiva completamente nueva.

La buena noticia es que las ciencias que han estudiado a la motivación y tambien el galardonado premio nobel de economía Richard Thaler (quien recibe este reconocimiento por su contribución a la economía por los comportamientos humanos), están incorporando a la sicología en las ciencias económicas. Proponiendo soluciones radicalmente distintas y encaminadas al comportamiento y la motivación.

Es decir, si queremos crear apropiación esta debe ser construida sobre todo en la motivación intrínseca, alrededor del deseo de hacer cosas porque importan, porque nos gustan, porque son interesantes, porque son parte de algo importante. Y en mi opinión, ese nuevo sistema operativo de nuestros negocios gira en torno a tres elementos: autonomía, maestría y propósito. Autonomía, el impulso que dirige nuestras propias vidas. Maestría, el deseo de ser mejor y mejor en algo que importa. Propósito, la intención de hacer lo que hacemos al servicio de algo más grande que nosotros mismos. Estos son los ladrillos de un sistema operativo completamente nuevo para nuestros negocios.

Solo recordemos que la digitalización no emanó de la naturaleza. Un robot no es un árbol. Es una máquina. ¿De acuerdo? alguien la inventó. Y significa que va a funcionar para algo específico. La gerencia humana basada en recompensas es excelente. Las nociones tradicionales de motivación son excelentes si usted quiere conformidad. Pero si usted quiere compromiso, encaminarse hacia el fomento de la autonomía, la maestría y el propósito funciona mejor. Piénsenlo les aseguro que no está tan equivocada esta nueva perspectiva.