Estas últimas semanas, como todos los años en esta época, se vuelve a repetir la apasionante labor de acompañar a grandes y pequeñas empresas, de diversa índole, en su ejercicio estratégico, aunque en esta ocasión me encuentré en reiteradas ocasiones que la principal preocupación durante estas sesiones, fue tratar de saber ¿cómo alinear a las personas con la estrategia de negocio?

Mientras unos lo llaman “cascadeo”, otros “desdoblamiento de objetivos” y algunos más conservadores lo integran al plan de comunicación. Sin embargo, sin desmerecer cualquiera de las técnicas o sobrenombres que le designan a esta actividad, al final, lo importante es asegurar que todas las personas de la organización comprendan y estén alineadas con los objetivos y sean parte de la filosofía de la organización.

Como mencioné en un inicio, muchos son los años que pesan sobre mis hombros, en las que he venido experimentando mil y una técnicas para facilitar este despliegue de la estrategia hacia cada rincón de la organización, y lo que he concluído es que entre más sencillo se realice este ejercicio y en el cual, haya una verdadera participación de la mayoría de las personas que son claves en la operación de la empresa, se logran los resultados deseados.

A veces, por repetirlo contínuamente, me va pareciendo muy obvias algunas de las recomendaciones que mencionaré, las cuales para mi han sido mi metodología de acompañamiento en la alineación estratégica y que quiero compartirles, con el fin de facilitar este camino poco sencillo que sucede año tras año en las organizaciones.

Primero, asegurense que las personas se conectan con un propósito, pero con uno personal, sea cual fuere la actividad de la empresa, su filosofía, visión o razón de ser, la labor de cada persona debe tener un propósito individual, que conecte con la empresa. Si las personas no lo encuentran, no avance al siguiente paso, hasta que se aseguren que todos lo tienen.

Segundo, este paso debe ser sencillo y lógico. Conectar los objetivos que definió el equipo directivo (en los dos o tres días de encierro y de formulación estratégica) a través de acciones, tareas, proyectos o iniciativas que las personas hacen para desarrollar su labor diaria, pero, como mencioné, que cada persona alinee sus prioridades con alguno de los objetivos. Pero lo más importante, que lo hagan ellos, no se los asignen, porque si lo hacen ellos se comprometen, y no olviden pongan el nombre del responsable, las fechas de cuándo harán las actividades y en el caso de que necesite de otras áreas para llevarlo a cabo, que lo dejen consignado en la hoja de acciones o proyectos estratégicos.

Tercero, el más difícil pero el más importante, hagan seguimiento (al menos una vez por mes) de las acciones, proyectos, tareas e iniciativas que cada persona se auto asignó, y para este seguimiento hagan dos preguntas básicas pero muy importantes ¿cómo le fue con la actividad X ó Y? y deje que se explaya explicando y mostrando evidencia de lo que hicieron. La segunda pregunta es consecuencia de la primera: si no pasó lo que debía pasar, con la actividad realizada, ¿qué nueva acción o actividad va a realizar ahora para que las cosas verdaderamente sucedan?

Se perciben como actividades sencillas, y aunque se que no lo son tanto, lo importante es asegurarse que se hagan, de otra manera nunca logrará real y genuinamente, alinear a las personas con la estrategia de negocio.

Inténtelo durante los siguientes seis meses y notará la diferencia, y le aseguro que después será tan habitual que ya no volverán a preocuparse por alinear a las personas con la estrategia.