Casi todo lo bueno se produce cuando hay grandes personas operando en una gran cultura con un pensamiento afianzado hacia un propósito como lo puede ser, cambiar vidas.

 

Esta semana evidencié que todo lo que ocurre en una gran empresa es el resultado de los comportamientos humanos de las personas que la integran. La gente es la empresa, dan su identidad.
Por eso, uno de los principios esenciales dentro de la filosofía de una organización es, conseguir a la gente adecuada, que tenga una buena actitud, que se responsabilice del resultado de lo que hace y que tenga la habilidad de compensar sus debilidades.

Lo mas importante para un grupo de gente, considerados equipo de liderazgo, que trabajan juntos es el propósito, los principios que tienen y cómo trabajan juntos en función de un fin determinado.

Cambiamos vidas, es el lema que escuché durante las últimas sesiones de trabajo con un maravilloso equipo de lideres. Lo que logré comprobar es que esta empresa cuenta con una cultura fuerte que, sin duda alguna, muestra el sentido de pertenencia y comunidad, y esto es extremadamente útil, en los desafíos que se les avecinan, a la hora de juntar fuerzas, estar unidos y remar en la misma dirección.

Sin embargo, este equipo de líderes también mostró que tienen un pensamiento independiente, son personas que concluyeron que, si cambian sus ideas, se quitan paradigmas, se arriesgan a probar, pueden cambiar sus comportamientos para enfrentar con total apertura la búsqueda de un crecimiento y una forma de posicionarse en el mercado de una manera distinta, lo que les abre un mar de auténticas oportunidades nunca ensayadas.

El grupo mostró un comportamiento positivo, dijo lo que realmente pensaban y escuchaban al resto lo que otros opinaban, y con este simple ejercicio, lograban consensos con el fin de encontrar lo que era cierto para su negocio. Si cada uno de ellos, hubiera pensado igual mi conclusión hubiera sido que nadie pensaba mucho…. “siguen órdenes”. Ninguno sabía todo, ninguno tenia la verdad siempre. Las grandes ideas que de allí emanaron procedieron de la diversidad, del cruce, del diálogo y la intersección de posiciones diferentes. Lo anterior, bien manejado, genera crecimiento.

En esta ocasión este equipo de líderes me enseñó que las acciones para lograr un mejor posicionamiento en el mercado y un crecimiento de dos dígitos no deben ser nunca fruto de la euforia o del pánico, sino de la reflexión y aporte consciente de pros, contras, acuerdos y compromisos basados en su propósito único de cambiar vidas, pero sin olvidarse del sentido estratégico.