El aprendizaje no es solo algo que sucede en la escuela o universidad, está sucediendo todo el tiempo.

Tenemos que imaginar que nuestra organización está y vive siempre en la ola de una gran curva de aprendizaje continuo. Porque constantemente necesitamos saber cómo encontrar y mantener buen talento y clientes, cómo mantenerse al día con las últimas tendencias y, por supuesto, cómo hacer crecer su negocio. Si nosotros y nuestra organización están buscando formas de aprender y de hacer mejoras mas rápidas para crecer, entonces es necesario mantenernos en estado “beta” permanente.

El estado o principio beta es un patrón en la forma en que las personas aprenden. Tiene que ver con la forma cómo estamos conectados y cómo nuestros cerebros procesan la información. El principio beta fue descrito por primera vez por el psicólogo George Miller en 1956. Descubrió que la memoria a corto plazo solo puede almacenar de 5 a 9 piezas de información, pero la atención puede contener muchas más en la memoria de trabajo. Por lo que es importante centrarse en lo que es más primordial y reducir la cantidad de información irrelevante que procesa para dejar espacio para nuevas ideas y conocimientos.

¿Cómo aplicar el principio beta en nuestro día a día?

El principio beta es una estrategia para el aprendizaje. Se basa en la idea de que probar cosas nuevas y cometer errores son las mejores maneras de aprender. La experimentación es clave para mantenerse en un estado beta. Principio que contrasta con los métodos tradicionales de crecimiento empresarial. Si desarrollamos este principio en nosotros y en nuestras empresas, nos encontraremos cometiendo muchos errores, pero esos errores serán necesarios para que aprendamos y crezcamos.

Si nos sentimos ansiosos por cometer errores, es importante recordar que no todos los errores son iguales: algunos son positivos y otros son negativos. El objetivo de experimentar en nuestra organización es cometer errores desde el enfoque del aprendizaje. Para asegurarnos de que solo estamos cometiendo “errores positivos”; para ello, es importante tener diseñado un buen programa de innovación y experimentación antes de sumergirnos de cabeza en esto. Debemos saber cuál es nuestro objetivo antes de comenzar un experimento, cambio o innovación para que de esa manera podamos medir si tuvo éxito o no posteriormente.

Para lograr salir avante al implementar el principio beta, las empresas necesitan aprender a adaptarse rápidamente a los cambios en el entorno sin cesar. El principio beta ayuda a las personas y a las empresas a hacer esto, al alentarlas a aceptar activamente el riesgo y hacer los ajustes necesarios cuando algo no sale cómo se previó. Por ejemplo, muchas “startups” han podido mantenerse a flote al probar constantemente y asumir riesgos, con nuevos modelos de negocio o propuestas de valor distintas e implementarlas, bajo la secuencia rutinaria de la prueba y el error.

El principio beta es una filosofía que puede ayudarnos a ser más creativos e innovadores en el trabajo y a perfeccionar a la empresa bajo el modelo de organizaciones que aprenden. Facilitando a ambos, personas y organizaciones, el camino para convertirse en líderes en su área de conocimiento o de industria. No podemos olvidar que el principio beta se trata de tomar riesgos. Lo debemos usar como un modelo de trabajo, que se basa en iniciativas e ideas creativas que ayudan a generar nuevos conceptos de mejoramiento o de transformación. Se trata de exponerse, de obtener y compartir conocimientos o experiencias de cada persona en la organización.