Creo que esta coyuntura nos ha enfrentado a un cambio de paradigma acerca del valor sobre el trabajo.

En seis meses ha cambiado la primacía de la relación entre la vida personal y el trabajo. O, ¿quién no ha estado abrumado por la cantidad de trabajo, comida, hijos, casa, asuntos personales y horarios? Si esto no cambia la forma de entender el valor de las personas ante el trabajo, no se qué más lo haría. 

Me pregunto si el trabajo seguirá siendo eso que nos sirve para realizarnos en la vida, o son palabras vacías que cada vez nos significan menos. 

Quisiera que los cambios se mantuvieran, aunque me temo que algunas empresas, están mudando de piel, para tratar de seducirnos con nuevos encantos para seguir en lo mismo, porque insisten… “primero la productividad” 

Repensémonos como personas en términos de tiempo, flexibilidad, armonía, acuerdos y nuevas formas de trabajar. No podemos dejar esto como algo menor, sino como un culminante cambio de paradigma.

Para mí, todos estos malos sueños que hemos sufrido durante más de medio año deben hacer que esto cambie, ganemos la partida. Porque lo que somos como personas con relación al trabajo, está en juego.

Y el trabajo, sigue siendo tu realización. ¿O ya no tanto?