Músicos, artistas, cineastas, diseñadores y creativos pueden tener nuestro mismo nivel de habilidades o más quizás.

Sin embargo, muchas personas que probablemente carecen de este tipo de habilidades extraordinarias, han logrado hacer crecer sus negocios durante la época de la pandemia, encontrando diferentes e ingeniosas formas de generar ingresos, con la sagacidad de llegar a más personas y organizaciones que antes de esta coyuntura sanitaria.

Con la mentalidad de crecimiento, podemos usar nuestras habilidades y conocimientos de formas nuevas que nos lleven a encontrar novedosos tipos de oportunidades. Con una mentalidad fija, en cambio, decidimos que los eventos que nos rodean son demasiado grandes para superarlos y por lo general terminamos rindiéndonos.

Un ejemplo rápido…

Venta a través de experiencias

Antes del confinamiento un negocio vendía productos para uso tópico o de aplicación en la piel. Cuando la pandemia nos golpeó, en el catálogo sólo se enumeraban los beneficios de los ungüentos, seguramente las personas no generaban una conexión inmediata. Para crear nuevas oportunidades de venta, además de los beneficios, decidieron incluir testimonios, videos de antes y después, un manual interactivo con las formas de aplicación del producto e incluso una asesoría personalizada en directo. En este sentido, se reconvirtió el proceso de ventas en una conversación con las preocupaciones de las personas y no sólo con sus necesidades

Esas experiencias destacadas y videos se vieron cientos de veces y llevaron directamente a más ventas.

Misma habilidad, diferente mentalidad. 

No son las habilidades que tenemos las que determinan qué tan bien funciona nuestro negocio. Es nuestra forma de pensar.

Independientemente de lo que estemos experimentando en nuestro negocio en esta coyuntura, podemos cambiarlo o mejorarlo solo con nuestra forma de pensar.

La respuesta no es trabajar más duro, es ver la situación de una manera distinta y abordarla con una mentalidad diferente, de crecimiento, para que no solo podamos sobrevivir, sino prosperar.

Algunas preguntas que podemos hacernos para ayudar a enfocar a nuestra mente:

  • ¿Qué resultados nos preocupan realmente?
  • ¿A quién queremos servir?
  • ¿Qué es lo que realmente necesitan las personas ahora mismo?
  • ¿Cómo podemos usar nuestras habilidades para ayudarlos?
  • ¿Qué otros activos tenemos que podemos utilizar de diferentes formas?

Si hay algo que necesitamos hacer y nos estamos resistiendo, veamos si podemos encontrar una manera de cambiar el significado, o cambiar nuestra forma de pensar, para abordarlo de una manera diferente.