Se trata de talento, por eso hay que pensar de forma insólita para que el talento trascienda. La esencia del talento es el pensamiento extraño, si se puede pensar lo imposible se pueden hacer cosas imposibles.

El pensamiento insólito es un… talento distinguido. Incluso de forma tan importante, es un talento intangible. En esta era del capital intelectual como valor agregado –cuando el valor proviene menos de los artilugios sólidos que de las ideas que no pesan– la fortaleza del talento es usualmente algo que no se puede tocar.

Pero entonces, ¿cuáles son los atributos intangibles que marcan el “talento”? para que una persona sea considerada, con talento:

Despliega pasión. Están los entusiastas… aquellos que son visiblemente energéticos y apasionados en todo. Y están los que no lo son. Olvídense de estos últimos.

Inspira a otros. La capacidad para inspirar es escasa. La mayor prueba: ¿nos inspira nuestro jefe?

Ama la presión. Una razón por la que quienes han sido deportistas tienden a desempeñar bien puestos de liderazgo: han sido examinados en una situación de caos, los dos últimos minutos de un partido de fútbol o de baloncesto. A veces hay personas que dicen tonterías y tartamudean cuando las cosas están tranquilas, y después demuestran que son extraordinariamente dueños de sí mismos cuando se producen el lío y el caos.

Es activo. Hay dos tipos de personas durante una entrevista. Aquellos que hablan sobre visión y filosofía. Y los que hablan de los detalles de las cosas que han conseguido hacer, y de las barreras que han tenido que derribar para conseguir que las cosas se hagan. Sea uno de los últimos, un fanático de la acción.

Conoce la forma de terminar la tarea. Muchas personas son grandes en arrancar y hasta el 98% de la actividad, pero fracasan a la hora de solucionar los cabos sueltos finales, que son la esencia de la pasión a conseguir cosas con impacto. Sea una persona del último 2%.

Lo hace sorprendente. Un talento verdadero tiene una amplia cartera de proyectos sorprendentes, y le gusta hablar de proyectos que superaron el rostro de la sabiduría convencional. Sus esfuerzos aceptan el reto de la burocracia. Trabajos que nadie quería, y que fueron convertidos en joyas de consecución.

Muestra curiosidad. Están aquellos que, no hacen preguntas. Y después están aquellos que, no pueden dejar de hacer preguntas. Haga que lo conozcan como alguien que hace preguntas.

Destila alegría. La mayor jugada de cualquier persona o líder de equipo es postrar al mundo con la chispa en los ojos. El fanático del rendimiento que también tiene el don de crear un entorno con espíritu. Esta cualidad es tan valiosa en una joven de 23 años, como en un alto directivo.

Piensa a alto nivel. ¿es tan importante la inteligencia? No, no comparada con otros atributos enumerados aquí (a mi parecer, quien es puramente inteligente no está ni siquiera cercano a la cumbre) no obstante, la naturaleza desafiante de las empresas hoy requieren un grado decente de inteligencia.