La razón más profunda para no querer trabajar como empleado es para no tener que depender, ni aguantar la opinión arbitraria de personas; sobre todo cuando van en contra de mi #SentidoDeProposito.

Para mi tranquilidad emocional, hago el siguiente ejercicio: redacto mi carta de renuncia en el mismo momento de ocupar mi puesto y la guardo bajo llave. Esto me hace sentir mentalmente libre mientras trabajo allí. 

Ahora siendo independiente, al trabajar con clientes con altas dosis de exigencia e incertidumbre, y que germinan tal estrés, que logran quitarme el aliento y la motivación. Para esto, cada mañana realizo el ejercicio mental de suponer que lo peor que podía suceder con ellos ya sucedió, y que el resto del día será una especie de retribución extra.

Este método de anticiparme mentalmente a “lo peor” tiene ventajas para mi tranquilidad, porque me permite aceptar situaciones inciertas y complejas, para las que el peor caso es claro e innegable, pero con el lado negativo delimitado y conocido.

Quizá sea difícil seguir esta disciplina mental de “dar todo por perdido”, cuando todo va bien y mejorando, pero les aseguro que ahí es cuando más hace falta para nuestra paz mental.