En los últimos cuatro eventos o actividades, en las que he participado como facilitador en la definición estratégica, búsqueda de la visión de la organización o del propósito, me he topado personas que practican de forma asidua la meditación. Por esta razón he venido reflexionando, para saber si realmente sirve mindfulness para desarrollar mejores estrategias.

Quiero ser muy sincero con ustedes, que frecuentan mi blog y me leen continuamente, no era un creyente de estas prácticas combinadas con la parte racional de la definición de una estrategia de negocio. 

Mi falta de credibilidad se refuerza porque los ejecutivos de las compañías a las cuales asesoro, lo único que tienen en la cabeza cuando me piden que les ayude en las sesiones de planeación estratégica, son números financieros, crecimiento rentable, participación de mercado y alguna que otra cifra de portafolio o de mercado. En ningún rincón de su mente aparece por ahí, desarrollar la atención plena o permitirse tener una apertura mayor hacia la vida y menos reactiva a las circunstancias (como sí lo son las cifras del mercado o la competencia)

Pues debo confesarles que esto del mindfulness me ha funcionado de maravilla, como pocas cosas lo han hecho para transformar la manera de llevar mis talleres para definir estrategias, modelos de negocio, propuestas de valor o cuanta herramienta o metodología estratégica tenga a bien utilizar.

En definitiva, incorporar las emociones, aprendiendo a relacionarnos mejor con nosotros mismos y con los demás ha logrado un incalculable incremento y apertura en la comunicación, sin olvidar la mejora en responder a los retos con mayor conciencia, he sido testigo que la empresa se atreve y se maneja mejor en escenarios más diversos. 

Simplemente para muestra un pequeño ejemplo, lograr que un Banco haya decidido no comenzar con una declaración de visión diciendo “seremos el banco….” porque declaran que su propósito está en otros aspectos mucho más profundos y no solamente en generar ingresos financieros. 

Después del shock (o emoción)  personal al presenciar tal acontecimiento, busqué respuestas, y las encontré precisamente allí, en mi reflexión inicial, dentro del mindfulness, porque estás técnicas que hemos venido practicando dentro de mis sesiones, nos ayudaron a encontrar mejores alternativas para que el negocio viera oportunidades en espacios y entornos poco explorados.

Esto se logra prestando atención plena al presente, comenzando por la respiración para luego alcanzar todas las experiencias físicas o mentales que se nos puedan presentar. Pero ¿qué tiene esto que ver con la estrategia de negocio?

He aquí mis testimonio sobre la intersección entre mindfulness y la estrategia de negocio:

  1. Contiene prácticas que nos ayudan a estabilizar la mente, abriéndola a la intuición y a un estado más creativo.
  2. Estas prácticas nos ayudan a explorar escenarios alternativos. Al estar en las sesiones estratégicas con los directivos, se suele poner sobre la mesa una serie de escenarios cargados de suposiciones y patrones mentales que no siempre son evidentes. Entonces son las historias del futuro que limitan el horizonte. Al analizar sin juicios y con apertura otras posibilidades, podemos reconocer esos patrones y paradigmas que nos impiden ver oportunidades y vías de acción.
  3. Y por último, y la más importante, la que en realidad dio origen a este post de hoy, es el uso de la visualización. Las emociones positivas expanden nuestra atención y receptividad para lo nuevo y lo inesperado (eso fue lo que pasó en el Banco que les mencioné con antelación).

Esto significa hacernos preguntas de ¿dónde nos visualizamos en los siguientes años?

Hacer este ejercicio en una sesión de planeación estratégica o de cualquier planeación de negocio tiene un efecto inmediato en la actitud de las personas, y mejor aún, permite ver con mayor perspectiva las cosas.

En definitiva, como no me canso de repetirlo las organizaciones son personas, no lo olvidemos.