La oficina siempre ha sido el lugar al que acudir si necesitas trabajar y “conectar” con la gente. Con las nuevas tecnologías y la digitalización, eso significa que estamos constantemente “conectados”. Pero sin un espácio físico común. 

Pero, ¿qué significa esto para la cultura de oficina? Buena pregunta. Si trabajamos en una oficina o visitamos una con la mayor frecuencia humanamente posible, observaremos que las oficinas están cambiando rápidamente. A medida que los millennials continúan convirtiéndose en el grupo demográfico más grande en el lugar de trabajo, la cultura de la oficina evoluciona con ellos. La generación millennial ha sido generadora de muchos cambios, y la actual es la denominada #QuietQuitters (renuncia silenciosa), debido a su tendencia a trabajar lo justo y necesario en su horario laboral, porque evidenciaron durante y después de la pandemia que esa “milla extra” o “compromiso” nunca fue ni será reconocido ni recompensado, dando entonces el lugar que merecen sus gustos y vida personal o al gusto por unirse a organizaciones o grupos sociales y su amor por la soledad y la paz y en su afán de aventura fuera de sus lugares de origen. Esto puede parecer una noticia negativa para aquellos que disfrutan trabajar en oficinas o aquellos que planean invertir en espacios de oficina para su fuerza laboral.

¿Qué es la cultura de oficina?

La cultura de la oficina es el sentimiento general o el estado de ánimo de una oficina. Es lo que hace que la oficina sea diferente de cualquier otro lugar del mundo. Hace de la oficina un hogar lejos del hogar, especialmente cuando pasa más de ocho horas al día allí. Crea un sentido de pertenencia, incluso si solo hemos estado allí durante una semana. 

La cultura de la oficina está influenciada por muchos factores. El tipo de trabajo, las personas con las que trabaja, los gerentes, el ambiente general, las instalaciones: todo conforma la cultura de la oficina.

Dependiendo de estos factores, la cultura de la oficina puede ser un lugar divertido y emocionante para estar o una pesadilla absoluta. Y si odiamos la cultura de la oficina, podríamos tener la tentación de renunciar a nuestro trabajo. La cultura de oficina también tiene un gran impacto en la productividad. Si a sus empleados les gusta trabajar allí, también serán mucho más productivos. Una cultura de oficina adecuada puede ayudar a aumentar la productividad y hacer que el trabajo sea más agradable para todos.

La renuncia silenciosa

¿Por qué la generación millennial renuncia a sus trabajos?

Un artículo de Forbes analiza por qué la generación del milenio renuncia a sus trabajos. Según el artículo, los trabajadores millennials son los más propensos de todas las generaciones a renunciar a sus trabajos. 

Esto podría ser una señal de problemas futuros para la fuerza laboral y para la economía, pero estos datos me interesan más, por lo que podríamos deducir sobre la personalidad millennial que sobre la economía. El artículo sugiere que es más probable que las personas de la generación del milenio renuncien debido al hecho de que valoran más el equilibrio entre la vida laboral y personal que las generaciones anteriores. Esto puede ser cierto, pero también puede ser solo parte de una tendencia más amplia. 

Si bien muchas personas están renunciando a sus trabajos, por ende, menos se están uniendo a la fuerza laboral. Por lo que les dejo como reflexión a las empresas, que es menos probable que se tenga que contratar a la generación milenio en general, por lo que habría que pensar en nuevas y creativas formas de vinculación laboral.

Lugares de trabajo más colaborativos

Específicamente para las oficinas, la fuerza laboral moderna se inclina a favor de entornos más colaborativos. Este es el resultado directo de la transformación digital, que ha unido a las personas de nuevas formas y con nuevas herramientas. Vemos esta tendencia en la aparición de oficinas abiertas y la cultura colaborativa que las acompaña. La idea detrás de esto es que somos más efectivos y eficientes cuando estamos fuera de nuestros silos. Con la tecnología, puede colaborar desde cualquier lugar, lo que significa que no tiene que estar en la misma sala que los miembros de su equipo para ser productivo. Con el surgimiento de entornos más colaborativos, la oficina adquiere una personalidad diferente. Es menos un lugar donde vienes a trabajar y más un centro donde la gente se reúne para hacer cosas increíbles. La colaboración es la clave del éxito en muchas industrias y profesiones, por lo que tiene mucho sentido.

Cambio de valores y prioridades

A medida que la tecnología y la colaboración continúan transformando el lugar de trabajo moderno, vemos un cambio en los valores y prioridades al mismo tiempo. Un informe de Harvard Business Review encontró que los millennials en realidad quieren menos control sobre sus entornos de trabajo que las generaciones anteriores. 

Estamos viendo un cambio en los valores hacia un mayor control sobre cómo trabajamos y un deseo de un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida. Es fácil ver cómo este cambio de valores conduciría a una mentalidad que propensa la “renuncia silenciosa” (hacer lo justo sin la milla extra), cuestionando la vida laboral con el citurón abrochado de 8 a 5. 

Si las personas quieren trabajar en entornos que les permitan trabajar de forma remota y tener más control sobre sus horas de trabajo, es menos probable que se comprometan con una empresa y más probable que abandonen el barco cuando encuentren algo mejor o que les permita la flexibilidad o dar prioridad a su vida personal. 

Los valores y prioridades corporativos eventualmente tendrán que cambiar para adaptarse a la generación del milenio. Si quieren seguir creciendo y manteniendo su hegemonía en el contexto laboral. Esto puede ayudar a que las personas regresen a la oficina y crear mejores condiciones de trabajo para todo tipo de personas.

En conclusión

A medida que comenzamos a ver el surgimiento de la generación del milenio en el lugar de trabajo, es importante comprender cómo sus valores y deseos laborales difieren de las generaciones anteriores. Este cambio puede ser tanto bueno como malo para la empresa y su cultura tradicional, pero si las organizaciones y líderes de estas empresas se adaptan al cambio, puede conducir a mejores formas de trabajo y contrarrestar esta “renuncia silenciosa” que se vislumbra como un enemigo de la productividad y de la forma de crecimiento tradicional de las empresas.