Tradicionalmente las empresas se han desarrollado de manera rígida para contratar a personas que ejecuten trabajos estandarizados. Y las personas de forma pasiva, se contratan para desempeñar las funciones que indique su perfil de cargo.

Hoy, los nuevos modelos de negocio, la internet y la desmaterialización de los activos a través de la digitalización, ofrecen amplias y diversas alternativas para que nosotros individualmente, podamos incursionar en los mercados y, a la vez, ampliar y mejorar la oferta de valor hacia los clientes. 

Por ejemplo, escritores con ingresos por suscripción en plataformas de pago, con ganancias superiores a las de un editor estándar. O creadores de contenidos en plataformas de cursos de video que viven de la membresía digital, generando ingresos mensuales constantes. O profesores que han sabido aprovechar la actual coyuntura, que son creativos y están impartiendo cursos virtuales sincrónicos o asincrónicos, con pocas intenciones de volver a la educación presencial tradicional.

Historias como éstas son indicativas de una tendencia, de necesidades y oportunidades muy amplias, si tenemos las agallas de movernos, para dejar de ser empleados y sacar provecho de nuestras pasiones y capacidades distintivas, para convertirnos en generadores de nuestros propios ingresos.

La nueva economía y los ecosistemas de negocios, permiten a cualquiera monetizar habilidades únicas, pero no para sobrellevar una situación laboral como “salvavidas”, sino para crear, desarrollar y posicionarnos desde nuestra individualidad, como un referente por nuestros conocimientos y nuestras habilidades.

Los invito a ser parte de estos nuevos modelos de negocio, con los que pueden construir audiencias a gran escala y convertir sus pasiones en medios de vida. Enseñando, comunicando, aprovechando su capital social o produciendo contenidos. 

Quiero interpretar a todas estas alternativas, como las formas de “trabajo” en el futuro.

Nuestra oportunidad está en entender y querer crecer en el amplio espectro que nos abre el futuro del trabajo. Veamos a los nuevos modelos de negocio como plataformas de impulso, mismas que nos van a permitir ganarnos la vida a través de nuestras pasiones y habilidades.

Con esta individualidad que da forma al trabajo del futuro, tenemos la posibilidad de convertirnos en proveedores de la nueva economía, con capacidad para establecer relaciones en mercados más amplios y, con autonomía en las decisiones para hacer crecer nuestras fuentes de generación de ingresos, y con la indiscutible oportunidad de diferenciarnos de la competencia tradicional.

Si tenemos las ganas, y queremos vivir de nuestras habilidades y pasiones, no desestimemos el poder de la nueva economía, siempre teniendo presente que aquello que hagamos debe considerar:

  1. Ser accesibles para todos, no solo para las empresas.
  2. Ver a nuestra individualidad como una fortaleza.
  3. Centrarnos en productos digitales y en servicios virtuales.
  4. Proporcionar herramientas para hacer crecer personas y organizaciones.
  5. Abrir puertas a otros modelos y a novedosas formas de trabajo.

La nueva economía va a permitir a los que decidan dar el salto, a monetizar su individualidad y su creatividad. En los próximos años, la economía del conocimiento seguirá creciendo. Imaginemos un futuro en el que el valor de las habilidades y los conocimientos únicos se puedan desbloquear, aumentar y podamos mostrarnos a los clientes y a los consumidores desde lo que somos y lo que nos apasiona.