La disrupción en nuestro modelo de negocio es apostar por lo desconocido. Significa tomar decisiones arriesgadas y valientes para evitar el impacto que se espera de un futuro inminente.

En definitiva, los modelos de negocio disruptivos normalmente no proceden del statu quo, del equilibrio o la tranquilidad. Las industrias bien asentadas casi nunca se estructuran o preparan para contrarrestar una disrupción cuando esta sucede. En diversos sectores y empresas hay historias y ejemplos perfectos para contar. Se quedan sentados esperando durante años mientras las innovaciones en nuevos modelos de negocios rompen sistemáticamente los modelos tradicionales.

Hoy en día, los negocios de la nueva economía digital o las empresas que son nuevas en algún sector, tienen todas las ventajas. No tienen ningún sistema heredado del cual preocuparse, y cuentan con la capacidad de disfrutar de bajos costos y de las ventajas del exceso de información disponible y —lo que es más importante— de la tecnología, el recién llegado puede moverse rápidamente e incurrir en unos gastos mínimos. Así es, los nuevos actores y participantes están bien equipados para atacar cualquier mercado, incluido el nuestro, se los aseguro. Es más, en la actualidad, el ritmo de transformación es tan alto en todos los terrenos que tenemos que asumir que alguien nos “disrumpirá” y que, frecuentemente, esa disrupción provendrá de donde menos esperamos.

Tenemos que “disrumpirnos” nosotros mismos u otros lo harán por nosotros. Esto va a suceder en cualquier mercado, geografía o industria. Tiempo atrás, la competencia se dirigía principalmente hacia la producción. Hace años, el marketing era el rey. Ahora, en la era de Internet, cuando la producción y el marketing se han generalizado y democratizado, todo depende de ideas y propósitos.

El marketing se ha convertido crecientemente en innovación de producto; es decir, si un producto es bueno, se vende a sí mismo. Puesto que la gente joven y las Startups tienen multitud de propósitos y de ideas, la ventaja competitiva —además del terreno de juego en sí— se mueve en esa dirección. Este es uno de los motivos clave por los que la disrupción de hoy en día es más probable que venga de los nuevos entrantes al mercado que de competidores directos ya existentes.

Este patrón necesitará más tiempo para impactar en industrias más tradicionales, de alta inversión de capital, tales como petróleo y gas, minería y construcción; pero que no nos quede la menor duda: la disrupción se acerca.

Y se basa en que las tecnologías aceleradoras, democratizadas, combinadas con el poder de las comunidades, pueden extenderse y crear nuevos mercados convirtiéndose inminentemente en una fuerza imparable.