El fantasma del cambio sigue rondando cada rincón de las empresas. Y fui testigo de ello nuevamente.

Volví esta semana a participar con una charla de media hora enfocada en ayudar a lograr la apropiación de la transformación digital, en la misma empresa que comenté la semana pasada y que ya va remontando las olas de este tsunami digital.

En definitiva, cada intervención es un aprendizaje nuevo, y de las personas que estuvieron presentes en el foro, y que están viviendo en carne propia con los fantasmas del cambio me dejan tres enseñanzas

1. En definitiva, la comodidad no genera un cambio real, porque todo cambio surge como respuesta a una incomodidad existente. En este caso particular, la molestia de muchas de estas personas recae en la “obligación” de aprender cosas nuevas, porque sino lo hacen su puesto de trabajo desaparecerá. Recordemos que los cambios no surgen del deseo de cambiar solamente, sino de la necesidad imperiosa de hacerlo.
Entonces, si esta transformación es evidente y les genera cambios a las personas, ¿por qué entonces resistirse a él? Como dije antes, el problema con el cambio es que implica la aparición de algo nuevo.

2. Como parte de esta vivencia semanal, confirmo que existen dos impactos que están empujando a esta organización en particular y que los empuja hacia un cambio radical: la digitalización y la virtualización. Ambos como parte de un nuevo contexto. Y fruto de ese contexto la empresa está viviendo un cambio cultural, social y mental, sobre todo este último muy duro de atravesar, pero cuya recompensa será la creación de un nuevo modelo mental.

3. Les certifico que, en la actualidad, el conocimiento que la gente ha adquirido ya no es garantía para el futuro, hay que verlo como el reflejo de la experiencia y de los aciertos del pasado. Pero entonces, hay que aprender constantemente.

Antes podíamos decir que estábamos viviendo una adaptación a una época de cambios; ahora estos tiempos nos enfrentan a lo que se supone un cambio estructural, es decir a un cambio de época.

Veo cómo las nuevas tecnologías están incorporando hábitos y costumbres, es decir un estilo de vida distinto, generando una nueva manera de pensar, de relacionarnos, de vivir y de actuar. Si a las emociones humanas, la sensibilidad artística y creativa del ser humano le sumamos el poder que nos otorgan las nuevas tecnologías, el único límite será el que cada persona se ponga a sí misma.