No tengo una respuesta. Pero se que en el fondo tengo la razón. Cambiar no solo se trata de aceptar lo nuevo, se trata de renunciar a algo viejo o abandonar si no hay evolución.

Durante los últimos años, he trabajado con empresas de varias industrias para ayudar a cambiar sus formas de trabajo. Y claramente, he visto que tienen sus dudas de que los cambios funcionen con ellos; “nuestro producto es más complicado” o “ellos no tienen la complejidad en la tecnología como la tenemos nosotros” o “somos una empresa regulada y es difícil cambiarlo” o “lo que sucede es que nuestros sindicatos y los tipos de contratos hacen imposible que esto pueda cambiar”.

Pero saben una cosa, ellos sí lo están intentando, lo están haciendo, porque saben que el cambio, a pesar de todas las dificultades es necesario y es posible. He visto empresas que han quitado por completo divisiones entre marketing, productos, canales y tecnología. Se reorganizan plantillas completas de personas en equipos ágiles y multidisciplinarios. En lugar de tener personas de producto con personas de producto, o personas de marketing con personas de marketing o gente de producción con gente de producción. Hay personas de producto y de marketing con gente de tecnología, en un mismo equipo a cargo del desarrollo de nuevos productos para los clientes. Estoy seguro de que cuando comienzan estos proyectos, muchas de estas personas se dieron la mano por primera vez, así hayan trabajado 10 años en la empresa, y se dieron cuanta de que habían estado trabajando cerca, o de que se habían mandado e-mails e informes durante años, sin conocerse. Pero hoy la necesidad del cambio los ha puesto físicamente en una red colaborativa luchando por un objetivo común y trabajando en comunidad, por la supervivencia y sostenibilidad de su empresa.

Ahora los he visto, tomando café juntos todos los días. Si alguien de operaciones tiene una idea, puede plantearla y obtener una respuesta del ingeniero de desarrollo que está sentado a su lado. Pueden hacer pruebas de inmediato con los clientes, sin entregar nada, sin powerpoints, sin burocracia, sin egos, sin jerarquías. Simplemente pueden hacerlo porque así creen que deben hacerlo y lo hacen. Son empresas que dejaron de escuchar un sinfín de discursos y ya no ven powerpoints diciendo lo que deberían hacer.

Si queremos que los equipos sean rápidos, flexibles, creativos, pensando como “una sola empresa”, deben actuar como una empresa emergente, un “startup”, sin paredes, sin jerarquías, las personas deben tener poder y autonomía. Entonces, es inaceptable que siga habiendo “líderes” que den órdenes sobre qué hacer, cuándo y cómo. Repitiendo la historia semana a semana. Pero esto implica que cada empleado necesita empoderarse, sin importar lo que hicieran antes. Se trata de que todos demos un paso adelante para dejar la organización piramidal y tomar la iniciativa de querer cambiar genuinamente.

En las organizaciones de hoy, se necesitan nuevos comportamientos. Y con cada nuevo comportamiento hay que renunciar a algo viejo también. Hay que asegurarse de que todos en la organización estén alineados en torno al propósito general, el “por qué” y a las prioridades generales, el “qué”. Pero después, también hay que dejar y confiar en los equipos para tomar las decisiones correctas sobre cómo llegar ahí. Y cambiar en el momento que sea necesario, o volver a empezar, porque todos somos líderes.

Es claro que este modelo no se logra en muchas organizaciones, porque todo se queda en discursos, powerpoints, o buenas intenciones, y no en hechos materializados. Es por esto que muchas personas deciden “bajarse del barco”. Porque saben que el mundo cambió y quieren ser parte del cambio y, en donde están no ven intentos genuinos por querer transformarse y vivir de acuerdo con este nuevo mundo.

Ahora bien, las empresas que están en proceso de cambio no pueden cantar victoria aún. Pero por lo menos con este nuevo modelo, estarán mejor preparadas para enfrentar y ser sostenibles. Los negocios son cada vez más rápidos y más complejos, por eso necesitamos “reiniciar” nuestra forma de trabajar. Y lo más difícil de ese cambio no es la estructura, ni el proceso o el procedimiento. Sino que se quiten paradigmas, evolucionen y acepten que el mundo cambió, por lo tanto, hay que cambiar la mente y a la organización.

Así que la pregunta es: ¿si no ves cambios, estás dispuesto a abandonar?