Una excusa muy frecuente suele ser decir que estamos ocupados, esto se hace para evitar las acciones incómodas, que son las que de verdad deberían importarnos.

Siempre estamos haciendo mucho y no se que tan bien hacemos lo que hacemos. Si queremos convencernos de todo lo ocupados y atareados que estamos, las opciones que aparecen son infinitas: hablar por el celular durante buena parte del día, contestar correos electrónicos a cualquier hora, chatear constantemente haciendo cualquier otra cosa al mismo tiempo, leer o ver noticias para “estar informado”, perderse en las redes sociales para que no se olviden de nosotros o cualquier otra de las infinitas alternativas que podamos imaginar.
Todo ello son excusas que nos inventamos para huir de lo más difícil –lo que hay que hacer de verdad– y nos enfocamos en lo más fácil –lo que resulta ser lo más cómodo–

Hagámonos constantemente esta pregunta con una mano en el corazón: ¿Estamos inventándonos cosas que hacer para evitar lo realmente importante? Quizás lo importante es poco, pero ese poco hay que hacerlo de manera excelente y sin distracciones.

Concentrémonos en ser productivos y en hacer algo con sentido y trascendente, no en estar ocupados.

Las opciones son infinitas, pero todos los caminos empiezan dando el primer paso: cambiando lo que damos por supuesto que nos va a llevar a ser realmente felices.

Mark Twain escribió “Siempre que te descubras en el lado de la mayoría, es hora de detenerse a reflexionar”.

Mejor es estar en el 5 por ciento de la población, haciendo cosas que el resto no sabe hacer o no quiere hacer. Todo cambio empieza por un cambio de mentalidad, por ser capaz de dedicar tiempo a hacer lo que los demás no ven y por ende no hacen.

La gente ganadora se desmarca de lo habitual, de lo que hace la mayoría porque esta diferencia es lo que realmente aporta valor y nos genera felicidad.