Las organizaciones ya no pueden dejar el desarrollo profesional a sus áreas de gestión humana o de entrenamiento, es una necesidad de negocio esencial que debe cultivarse internamente. El aprendizaje debe hacerse de una manera que considere las situaciones cotidianas. Ver patrones y ayudar a resolver problemas reales, son circunstancias que encontramos en lo que hacemos todos los días.

Estuve indagando con algunas de las empresas con las que trabajo, para que me compartieran sus experiencias sobre el desarrollo profesional. Llego a la conclusión de que no todas las empresas tienen la mente lo suficientemente abierta como para probar cosas nuevas en formas de aprendizaje, cuando ya han invertido recursos en entrenamientos tradicionales (como cursos que deben “cumplir” porque así los miden). El gran hallazgo que encuentro es cuando el trabajo diario no está vinculado como parte del propio aprendizaje o entrenamiento individual, ¡tanto profesional como personal!

Hoy las redes reemplazan las jerarquías en el lugar de trabajo. Estas han hecho obsoleta la jerarquía. Todos estamos conectados y compartimos información entre nosotros, sin importar rango o posición organizacional, así trabajemos desde casa o en la oficina.

Saber vivir y trabajar en red sin ningún tipo de estructura jerárquica es nuestro desafío, porque el uso efectivo de las redes –para aprender de los demás y enseñarles cosas también– es esencial para individuos y organizaciones por igual, si queremos ser productivos en un entorno interconectado como el actual.
El aprendizaje social es hacer y obtener información importante cuando vivimos y trabajamos en red; se trata simplemente de ser muy conscientes de lo otras personas podrían aprender de nosotros, al igual que nosotros podemos obtener contenidos valiosos, sobre diversos temas, al interactuar con diferentes personas que nos rodean todos los días en nuestro trabajo.

¿Cuándo el aprendizaje se convierte en el trabajo?

El aprendizaje no debe completarse en el tiempo libre, fuera de nuestras tareas diarias. En entorno y el lugar de trabajo actual, es importante aprender todo lo que pueda mientras trabaja en sus tareas cotidianas porque como mencioné antes, el mundo ha cambiado y está interconectado. Las prácticas tradicionales de aprendizaje solo funcionan cuando el entorno era simple, no complicado; para problemas complejos (donde no hay respuestas fáciles) necesitamos una mentalidad completamente diferente del aprendizaje para problemas definidos con resultados medibles. Por esta razón, la integración entre el aprendizaje y el trabajo, en un componente necesario que entra en juego en este mundo cada vez más complejo en el que vivimos, donde todo parece estar conectado por cadenas de incertidumbre y de cambio constante, que requieren de un aprendizaje rápido, adaptativo y en tiempo real.

El aprendizaje es parte del trabajo. No es un complemento.

Las empresas necesitan adaptarse y cambiar sus prácticas, evolucionando de acuerdo con lo que hacen día con día a medida que avanzan, en lugar de depender de métodos de aprendizaje basados en cursos de capacitación.

Lo que significa mantenerse en un estado “beta” y de apertura constante. Esto implica que el intercambio de conocimientos y/ o experiencias con colegas, se haría visibles a través de conversaciones y observaciones entre personas que compartan un interés común en los espacios de trabajo colaborativos. De esta manera, se evolucionaría el aprendizaje, porque se transfiere el conocimiento y las prácticas con otros, cediendo y recibiendo unos de otros gracias al efecto en red.

Conectemos cualquier aprendizaje de “cómo hacerlo” con una tarea real.

Mostremos y contemos experiencias que se puedan poner en práctica. La curva del olvido sobre un conocimiento tiene una inclinación pronunciada hacia abajo cuando no hay prácticas, ¡así que hagamos que sea el trabajo de todos, compartir lo que aprendemos!

Para cerrar, a manera de analogía, miremos lo fácil que es encontrar videos y explicaciones de “cómo hacerlo” en YouTube. Esto se debe a que alguien se ha tomado el tiempo para publicarlos (generalmente una empresa o un individuo), pero eso no debe limitarse solo a las personas a cargo de difundir información o contenidos. Todos deben hacer su parte, ya sea como una simple publicación de texto o una presentación de video. No importa qué formato de publicación usemos, pero todos debemos compartir conocimiento en nuestras organizaciones y ponerlo en donde otros puedan aprender viéndolo, escuchándolo o leyéndolo.

Lo importante es que el trabajo sea compartir para aprender.