Historia, aventura, sentido, centrado, plan, la razón de ser, pasión, propósito.

No soy de las personas que prestan mucha atención a los productos en sí y no estoy particularmente interesado en los detalles que le “agregan valor” como atributo. Siempre me interesa mas, siempre mas, las palabras.

El diseño de servicios, de la misma forma como lo hace la innovación de productos, tienen que crear una historia. Cada servicio o producto proporciona la oportunidad de crear una aventura, que le de sentido a alguien.

Desde hace unas semanas, muchas de las cosas que he venido trabajando durante años, se han venido transformando hacia una razón de ser distinta. He avanzado buscando crecimiento y desarrollo profesional, con una persona con quien comparto muchas de mis pasiones, y esto ha hecho darme cuenta de la importancia y el valor de que compartir las ideas que a uno le entusiasman, con quien tiene semejanzas en sus propósitos, le dan sentido a lo que hacemos y el por qué hacemos lo que hacemos.

Quien sabe, pero pienso que estamos sobre algo. Algo grande, incluso enorme.

Pongámonos metafísicos, introducirse en el mundo de compartir ideas pensar en cómo estas pueden ser transformadas en verdaderas experiencias es fundamentalmente cuestión de mentalidad. El proceso que se requiere no es fácil, pero vale la pena. Hoy tengo la cabeza hecha una revolución, porque nos hemos puesto a la labor de generar valor a través de lo que nos apasiona y del mundo metafísico, de los intangibles. Y que, además, para crear mas caos, que puedan ser escalables gracias a la tecnología, porque estamos seguros de que es lo que está pidiendo el mercado a gritos ya.

Y es por esta razón, que hemos venido mencionando a diestra y siniestra en nuestras sesiones de trabajo, aquellas palabras que mencionaba al inicio de este texto. Porque ahora estamos seguros de que no se trata de una matriz, lista o un portafolio de productos, se trata de la esencia de la vida en la nueva economía.