Un alto porcentaje de los líderes empresariales admite que no logró ejecutar con éxito alguna parte de su estrategia. Esta situación desperdicia mucho dinero, disminuye la productividad y sin duda, es un golpe para la moral de las personas.

Analicémoslo de otra manera, cada hora de un día laboral ¿cuánto dinero se desperdicia debido al bajo desempeño de nuestra organización? Imaginemos esto en proporción a las ventas que se realizan en un año, les aseguro que es demasiado.

Quizás esto se debe a que tener una idea, diseñar una estrategia o soñarla es muy fácil. Ejecutarla, gestionar el cambio y hacer realidad dicho sueño, es lo verdaderamente complejo, y lamentablemente, muchas empresas tienden a moverse hacia la siguiente gran idea antes de que la última haya tomado forma o se afiance.

No es un misterio decir que todo cambio estratégico ocurre a través de acciones, proyectos y programas, porque simplemente no puede ocurrir de otra manera.

Entonces ¿cómo una empresa hoy en día podría convertirse en una compañía digital sin proyectos que involucren tecnologías, gestión del cambio, desarrollo de habilidades o una docena de acciones adicionales? ¿Cómo entraría una organización en nuevos mercados si no tiene un programa que integre adquisiciones o programas para la captura de nuevos segmentos? ¿Cómo podría una unidad de negocio optimizar su portafolio de productos y servicios sin una serie de proyectos diseñados para mejorar las habilidades de sus científicos y diseñadores?

En definitiva, la ejecución exitosa de los proyectos o iniciativas es esencial por no decir crucial para el crecimiento y la competitividad de las organizaciones.

La mayoría de las empresas deben priorizar la ejecución diaria de la estrategia. Al no hacerlo de forma disciplinada y como un proceso continuo, esto generará una debilidad estratégica y como consecuencia, los colocará en una desventaja competitiva.

Entonces, ¿qué podemos hacer para lograr la excelencia en la ejecución estratégica?:

  1. Generar un compromiso genuino, visible y coherente a nivel ejecutivo para desarrollar las capacidades de la ejecución y comprometer al cien por cien de las personas
  2. Motivar la colaboración multifuncional entre los que definen la estrategia y las personas que la ejecutan
  3. Dominar una amplia gama de capacidades y competencias para la ejecución dentro de un marco que le permita a las personas ser más rápidas y flexibles para poner a disposición sus conocimientos

Finalmente es sabido que, cuando los líderes también se involucran y se “arremangan”, sus organizaciones tienen más éxito y desperdician menos dinero, porque saben perfectamente que, al no trazar una línea divisoria entre el diseño de la estrategia y la ejecución, los lleva a cumplir su sueño o su estrategia.