Para mí, un objetivo no tiene ningún valor, si no se pone en acción. Un objetivo es una simple declaración. La ejecución es quien le da valor.

Lo explico de otra manera:

Objetivo mal definido = -10

Objetivo débil = – 5

Objetivo más o menos = 5

Objetivo correcto = 10

Gran objetivo = 30

Objetivo genial = 50

 

Sin ejecución = $1

Ejecución débil = $1.000

Ejecución más o menos = $10.000

Ejecución correcta = $100.000

Gran ejecución = $1.000.000

Ejecución genial = $10.000.000

 

Para lograr un buen resultado, multiplique los dos componentes ente sí.

Un objetivo genial si no se ejecuta vale $50

Un objetivo brillante al ser ejecutado de forma genial logra un resultado magistral de $500.000.000

Prefiero acosar en la ejecución y no terminar con un sublime listado de objetivos, porque ninguno por sí solo tiene valor alguno hasta no lograr su ejecución.

¡Me cansé de sólo definir objetivos!