Dos historias sacadas de mi pasatiempo como corredor y de mi espíritu como consultor para ayudar a reflexionar sobre tu pasión y encontrar tu propósito…

En esta época de cambio de año, me siento afortunado de poder descansar y tomarme un poco de tiempo para reflexionar sobre lo que más me importa y asegurarme de ser fiel a mi pasión y a mi propósito. Uno de mis grandes pasatiempos es la lectura y me crucé con varios textos relacionados con los propósitos de año nuevo, y quiero hacer una analogía basado en algunos de ellos, que van muy bien en esta época que nos cuestionamos muchas cosas. Compartiré dos historias muy diferentes para ilustrar esto, una sobre correr como hobby y otra sobre mi trabajo con empresarios, ambas de las cuales me apasiona y que resaltan la importancia de la persistencia a través del propósito.

Correr

Según mi experiencia, puedes tener suerte como corredor y completar los 42.195 metros que representan la distancia de un maratón, si has entrenado adecuadamente y sobretodo la cabeza no te traiciona puedes soportar el agotamiento hasta el final. Pero para lograr este resultado y alcanzar un maratón, el total de kilómetros y cruzar la meta, es esencial a través del tiempo entrenar mucho, se necesita persistencia. Aquí hay un ejemplo de cada uno.

Cruzar la meta después de correr los cuarenta dos kilómetros es algo indescriptible, que se disfruta en el momento preciso en el que se pasa por debajo del reloj que marca el tiempo del recorrido. No importa si son 3, 4 o 5 horas. Se disfruta con la alegría y satisfacción del premio al empeño y la voluntad.

Por el contrario, un ejemplo de persistencia. Levantarme todos los días a las 4:30 a.m subirme en los tenis para ir a disfrutar de las estrellas, el amanecer y el fresco viento que me va quemando la cara, se disfruta desde que me termino de atar las zapatillas, hasta que amanece y estoy haciendo los estiramientos finales. No hay una sola carrera que haya sido igual. Y esa es la alegría, amo el recorrido, tanto como el objetivo que persigo con cada carrera, y esa es una metáfora importante de la que trato de recordar en la vida.

En cada carrera, me gusta revisar tiempos, frecuencias cardíacas, recorridos. ¡Así que persisto y sigo corriendo! Por ejemplo, para los corredores que están entre mis lectores, entenderán que si usamos tenis con ciertas características, o que si corremos en subidas, que si pasando el kilómetro X podemos ir hablando sin agotamiento, que si tomamos agua antes, que si los carbohidratos o las dietas o hablar de la maratón que correremos este año. Y aun así, todos los días hablamos de nuestros logros en las carreras.

Y todavía disfruto haciéndolo, veo mis tenis y me hacen recordar a mí mismo usándolos y me ayuda a apreciar mi vida corriendo.

A veces me pregunto cuál es mi propósito con esta afición. Lleva mucho tiempo y esfuerzo y, a veces, ni siquiera comparto los resultados con las personas. Así que decidí reflexionar sobre por qué continúo con tanta pasión y me di cuenta de que me sirve para 3 propósitos. Primero disfruto mirando a las personas, la vida, el paisaje, la arquitectura y todo lo demás que encuentro en mi camino y me da una excusa para explorar el mundo más allá de mi vida cotidiana. En segundo lugar, es divertido experimentar, probar y vivir los momentos mientras uno está metido en uno mismo pensando y reflexionando. Pero, sobre todo, me doy cuenta de que disfruto compartir la emoción que una buena carrera puede evocar con quien disfruta también de esta afición. Entonces mis carreras realmente me aportan un gran propósito para experimentar y compartir la vida plenamente. Y eso me llevó a renovar mi compromiso de correr más para escribir textos como este.

Consultoría

Resulta que estas mismas habilidades también son clave para la resolución de problemas, una parte vital de cualquier conjunto de herramientas del consultor para ayudar a quien solicita de mis servicios. Siempre buscan una nueva perspectiva o enfoque. Ofrezco una luz diferente sobre el problema al traer la experiencia de diferentes empresas. Me pone a prueba para traer diversidad. Y ayudar a salir de su zona de confort, viendo cómo otras personas más allá de su alcance tradicional pueden ver los problemas con ojos diferentes. Simplemente por tener la posibilidad de solicitar a mis clientes, socios, a la comunidad o una red de expertos que compartan su punto de vista sobre el problema. Esta es la razón por la que me apasiona la consultoría.

A diferencia de un pasatiempo como correr, para que un consultor sostenga la pasión y la persistencia a lo largo del tiempo en un entorno empresarial, el propósito no es solo importante, es vital e invaluable. El propósito es el equivalente de mi misión y visión personal, que debe vincularse armoniosamente con la de mi trabajo. Si se que estoy haciendo algo y hay un propósito auténtico para alguien, mi energía fluye, incluso en los momentos más difíciles. Incluso cuando hay proyectos complejos y hay que trabajar duro, sobrepasando más allá de la pasión o el placer. Ahí es cuando realmente hay que aprovechar nuestro propósito y asegurarme de por qué estoy haciendo lo que estoy haciendo para poder seguir en mi vida de consultor.

A pesar de episodios insoportables como consultor, porque a veces se encuentra con situaciones difíciles, o con desafíos aparentemente insuperables. Las noches sin dormir, los fines de semana, los reveses, las entregas con el tiempo justo, las dificultades, tanto físicas como emocionales, me llevan al punto de decepción a veces. En muchas ocasiones las necesidades básicas de supervivencia me ayudan a superar esos momentos, y el propósito con persistencia me devuelve a mi pasión; al final, llega el placer a la vida de nuevo.

En conclusión, la pasión es genial para un pasatiempo como correr, y el propósito puede ayudarte a aferrarte a él y a no abandonarlo. Pero en los negocios, la pasión no es suficiente, la persistencia es crítica y el propósito no es opcional. El propósito conecta a la persona con su misión y visión y la impulsa a través de los desafíos inevitables que enfrentará.

Les puedo decir que soy feliz de haber encontrado tanto mi pasión como mi propósito en la vida y porque me inspira en los clientes excepcionales, con los que tengo la suerte de trabajar todos los días. Todos los días aprendo de ellos.

Al escribir este artículo, me doy cuenta de que no tendría ningún propósito en una isla desierta, sin importar lo increíble que fuera. Veo que mi mayor propósito es aprender y compartir, y tanto correr como ser consultor me dan eso. Puedo encontrar mi pasión y con ella el propósito de experimentar plenamente lo que me gusta en la vida.