El propósito tiene el poder de transformar a las personas y a la organización.

He observado que muchas organizaciones solo han arañado la superficie y carecen de un sentido de propósito que pueda cambiarlas. Superficialmente, articulan por qué existen, pero se contentan con visiones y emprenden un ejercicio que produce poco más que eslóganes y carteles pegadizos.

Me pregunto, ¿qué hacen para integrar el sentido fundamental en la experiencia cotidiana de las personas? es decir, empleados y clientes. Veo también, otro tipo de esfuerzos que no son del todo dirigidos a impregnar el ADN, como son las reestructuraciones política y económicamente correctas u obligadas, pero que no tienen nada que ver con el sentido mas profundo de la organización.

Siendo aun más inquisitivo, observo a las organizaciones que articulan sus objetivos puramente financieros y que muchas veces se sienten culpables, pero que no son capaces de poder ir más allá que lo meramente económico, porque desde sus respectivas casas matrices u corporativos solo les exigen un enfoque hacia las ganancias y rentabilidades de tipo financiero, diseñando precariamente algunas recetas, que deberían ser transformacionales y tan fundamentales, pero que al final escriben frases que podrían aplicarse a casi cualquier negocio.

En estos escenarios clásicos, la superficie del propósito equivale a una fina capa de barniz que no introduce nuevas creencias y comportamientos y, por lo general, no ayuda a ser parte del ADN de las personas en las organizaciones.

A pesar de todo el alboroto, en la definición y el despliegue, la organización permanece sin cambios y es posible que pierda una gran oportunidad de transformarse en forma de nuevas ideas, nuevos comportamientos o incluso nuevas personas interesadas en trabajar allí.

Un propósito en una organización debe generar energía a las personas que allí trabajan, y atribuirles el gran valor que representan.

Realizar un propósito con el poder de la transformación, requiere un enfoque diferente para descubrir, articular, activar e incorporar su verdadera esencia.

Para ello hay que entender que un propósito debe tener un sentido profundo, porque es el halo que guiará a personas y organizaciones a través de circunstancias difíciles y tiempos cambiantes.

Sería falso decir que las empresas históricamente han carecido de propósito, pero desde mi punto de vista, no han sido demasiado profundos ni de influencia trascendente.
El propósito es fundamental para las personas y las instituciones humanas, porque la mayoría de nosotros pasamos nuestras horas de vigilia en organizaciones. El propósito es un imperativo existencial: todos tenemos una vida y es importante encontrar significado y satisfacción en lo que hacemos.

Se ha demostrado que los propósitos arraigados se correlacionan fuertemente con el bienestar y felicidad de las personas. Y como consecuencia, las organizaciones se desempeñan mejor a largo plazo, con mayores beneficios económicos y generación de impacto en diversos ámbitos en el entorno en el que se desenvuelven.

En los últimos años, veo cada vez más líderes organizacionales declarando su compromiso a favor de las personas, el planeta y la sostenibilidad a largo plazo. Además, las personas sienten cada vez más la necesidad de influir positivamente para dejar un legado.

Atraer e involucrar a los empleados, inspirarlos, mostrar responsabilidad hacia la comunidad y promover prácticas ambientales sostenibles, se ha vuelto tan importante como obtener ganancias.

A medida que las tecnologías digitales se generalizan y las oportunidades de interacción personal con colegas y clientes disminuyen, estas necesidades se vuelven mas y más importantes. También es evidente, que cada vez más personas quieren trabajar con sus amigos, familiares y colegas, y no solo por el dinero. Especialmente entre los millennials y centennials, encontrar significado en el trabajo y pertenecer a una comunidad inclusiva es cada vez más importante.

Vemos el mayor papel de la economía en la configuración de la sociedad como una oportunidad para algo más que ganancias, sino también para la sostenibilidad social y ambiental y la justicia social.

Las personas quieren trabajar para organizaciones que valoran la responsabilidad social y ambiental y se esfuerzan por hacer del mundo un lugar mejor, no solo para ganar más dinero, sino para que sea un lugar más seguro, saludable y sostenible.

Y tu, ¿te identificas con el propósito de tu organización?