Los procesos de planificación estratégica pueden no conducir al desarrollo de objetivos correctos o impedir su implementación exitosa. A pesar de todos los esfuerzos, los objetivos estratégicos con frecuencia carecen de claridad o son inconsistentes entre sí, lo que crea problemas de recursos que limitan el éxito de la estrategia. 

Todos estos esfuerzos pueden desperdiciarse si la organización carece de una visión y alineación claras, lo que impide avanzar en el éxito de una estrategia, que ha llevado tantas horas planificar. En ocasiones, muchos líderes que parecían apoyar el plan estratégico pueden no estar completamente alineados con las metas y prioridades de la organización en el trascurso del tiempo, lo que compromete su ejecución.

Entendamos que el plan estratégico forma la base de las discusiones futuras del equipo ejecutivo. También ayuda a aclarar las acciones a tomar y los beneficios esperados por lograr. Dicho plan con sus correspondientes objetivos facilitará la definición de las iniciativas descritas de una manera práctica y accionable.

“Para alcanzar los objetivos hay que definir acciones en un plan que se pueda seguir”

El resultado de este proceso frecuentemente suele estar más cerca de un plan de acción que de una ambiciosa estrategia. Esto puede parecer “muy operativo” y no “muy estratégico”, pero si una organización no está conectada en términos de objetivos de gestión en cascada, desde una visión hasta acciones individuales, la gran mayoría de las estrategias tienen pocas posibilidades de éxito. 

Sin este conjunto de acciones a las que se pueda hacer seguimiento frecuente, la organización podría pasar meses o incluso años siguiendo una estrategia incorrecta antes de corregirla. Las revisiones frecuentes del plan, pueden determinar si las ineficiencias son el resultado de un entendimiento de mercado deficiente, un modelo de negocio poco claro o una ejecución insuficiente. 

Para abordar un plan estratégico, los siguientes pasos guiarán la creación de un proceso exitoso.

1. Analice y entienda entorno, tendencias y competidores

Evaluar las fuerzas externas y sus tendencias representan los primeros pasos para crear un plan estratégico, esto incluye, análisis externo, del entorno de negocios, el regulatorio y de la propia industria, pero también de las industrias que pueden ser relevantes como fuerzas opositoras, así no sean del mismo sector. Si los datos del entorno no están disponibles, un proceso de pensamiento estratégico, análisis de tendencias de nuevas economías, hacer y probar suposiciones puede ser efectivo. Todo lo anterior da como resultado conversaciones estratégicas de gran valor.

2. Examine oportunidades y amenazas externas además de fortalezas y debilidades internas

Posteriormente, con la información recogida y analizada establezca explícitamente las oportunidades y amenazas relevantes al negocio y haga una revisión organizacional interna. Este análisis conocido como DOFA servirá como línea base para definir las estrategias de crecimiento orgánicas e inorgánicas y las estrategias competitivas para definir su posicionamiento en el mercado.

3. Reflexione sobre el propósito y defina la visión de la organización.

Base su estrategia en un propósito como medio inspirador, para que los líderes de la organización puedan alcanzar objetivos significativos.

La revisión del propósito y la definición de una visión, sirven como un faro guía que dirija, inspire y abrace a todas las personas dentro de la organización.

4. Defina y priorice objetivos de resultado alineados con la visión y las estrategias de crecimiento y competitivas.

Con base en el análisis preliminar, con un propósito inspirador y una visión clara, es más que obligado alinear los objetivos estratégicos con metas específicas para lograr los resultados esperados.

Esta es una etapa crítica de creatividad y rigurosidad para la toma de decisiones. Es donde los líderes participan en conversaciones y van tomando decisiones para definir las grandes jugadas que harán avanzar a la organización hacia sus objetivos. Contar con un facilitador objetivo y capacitado puede ser útil en este punto para ayudar a plantear, aclarar, probar y armonizar los puntos de vista de los líderes.

5. Defina objetivos de gestión e iniciativas críticas.

Con un conjunto claro de objetivos de resultado – financieros y de mercado – el siguiente paso es definir los objetivos de gestión e iniciativas específicas que activan el plan estratégico. Esto se hace mejor si se realiza con los siguientes niveles organizacionales para permitir la alineación y aumentar la responsabilidad. Es importante mantener el número de iniciativas por área o proceso, con lo que se pueda hacer de manera realista y que sea posible ajustarse trimestralmente durante el proceso de seguimiento. También es importante que estas iniciativas realmente se alineen y ayuden a cumplir los objetivos de gestión.

6. Asigne fechas, responsabilidades y presupuestos.

El plan estratégico se opera mediante la asignación de responsables y fechas más los recursos económicos. En este punto, puede ser necesario identificar y desplegar equipos de activación estratégica que representen las diversas funciones encargadas de abordar iniciativas estratégicas transversales, con la autonomía para tomar decisiones.

7. Realice un seguimiento de las acciones mensual y trimestralmente.

Seguimiento, seguimiento y seguimiento, del progreso de las acciones y observando la causalidad en los objetivos de gestión y de resultado, es clave para hacer las correcciones que sean necesarias si se muestran desviaciones en el proceso.

Es recomendable asignar a una persona responsable de hacer análisis y de recopilar, escudriñar e informar sobre el progreso del plan estratégico utilizando cuadros de mando y tableros. Una revisión trimestral es la mejor alternativa, ojalá en una herramienta que facilite la información del estado, sobre la ejecución de la estrategia a través del avance de las actividades. Estos siete pasos asegurarán que su proceso de planificación estratégica sea exitoso y, lo que es más importante, que la organización esté en el camino correcto. Tomar las decisiones estratégicas correctas acelerará a la organización al siguiente nivel.