Recientemente he venido observando los procesos en los que están inmersas las empresas y no es raro escuchar preocupados a los directivos, preguntándose “¿cómo lidero la transformación digital?”

En este escenario, el “dominio del poder” ha perdido influencia, porque esta característica tradicional del “líder que impone” se ha ido extinguiendo y en cambio, se ha disgregado a través de las diferentes áreas y procesos organizacionales. Y es entonces, cuando comienzan a emerger con fuerza cuatro características o rasgos, de aquellos que han logrado superar la transformación digital y que ahora pongo a consideración. 

  1. Dominar el conflicto, esto significa, que los equipos de liderazgo que llevan en hombros los procesos de transformación deben estar preparados para enfrentar y manejar conflictos, aprendiendo a utilizarlos como un medio y no como un fin, incluso, tratar de generarlos para ir más allá de las creencias, conductas y prácticas obsoletas. Los líderes diseñan y facilitan reuniones donde la prioridad es el debate vigoroso.
  2. Dominar las relaciones, a medida que he visto esta preocupación por parte de los líderes, me he podido percatar de que mientras profundizan su capacidad para comprender, apreciar y relacionarse con el amplio espectro de personas de diferentes estilos, valores y convicciones son más eficaces para influir en las personas. Hoy ya no es común encontrar en los equipos personas con trayectorias y enfoques únicos u homogéneos. Volteen a ver a sus equipos y compruébenlo.
  3. Dominar el aprendizaje, tradicionalmente los “líderes estrella” eran los que dominaban con maestría un tema específico, sin embargo, hoy necesitan aprender siempre, ser alumnos de tiempo completo. He tenido la oportunidad de ver, agendas de desarrollo personal de estos líderes exitosos, que han llevado a sus organizaciones a buen puerto. Ellos saben que no lo pueden saber todo, aprenden de otros y comparten su conocimiento siempre y cada día. Enseñan, pero se dejan enseñar.
  4. Dominar un propósito, finalmente un aspecto, no menos importante de estos rasgos característicos, el propósito. A medida que decrece el entusiasmo de los equipos y la eficacia de las fórmulas ganadoras, decretadas en ocasiones por equipos de consultores expertos, se percibe una desconexión profunda. Es en este momento en el cual, el sentido de propósito vuelve a recobrar vida. De esta manera, vuelven a retomar el contacto con los valores fundamentales, aspiraciones y con las inquietudes acerca de cómo se ajusta lo que hago con este entorno de transformación constante. 

Todos los que están inmersos en esta situación de cambio deben recordar que el éxito no se logra pensando como un “líder salvador”. Es una cuestión de cambio de paradigmas, de esta serie de rasgos y características, las cuales deben comenzar con una redefinición del trabajo y de la forma de ejercer su rol. Aunque la confusión y la pérdida de rumbo pueden ser parte del juego, no tienen por qué ser unos “descarriladores”. En cambio, si se anticipan y se enfrentan a esta situación desde el inicio del proceso, esto podría, además de llevar al éxito la transformación, revitalizará sus carreras y los ayudaría a proyectarse hacia mayores alturas como personas.