Así es precisamente cómo la mayoría de las organizaciones se estrellaron el año pasado contra una realidad que nunca planificaron. La pandemia nos ha demostrado que cuando las organizaciones tienen visión y una razón profunda para mantenerse sostenibles en el tiempo, aprenden, se enfocan y usan los recursos adecuadamente. Porque si saben que tienen que resolver una situación de supervivencia o desaparición, toman las mejores decisiones en ese momento y hacen las cosas que deben hacer; sin barreras ni límites y apostando por las personas mas adecuadas, quienes sabrán lo que tienen que hacer.

Como aprendizaje me refiero a que las organizaciones ya no deberían temer en buscar los recursos necesarios e invertir, y dar a las personas (en las que confían) la libertad suficiente para que logren conseguir algo distinto a lo que la empresa ha hecho tradicionalmente.

“Las organizaciones son personas”

Si son las personas asignadas, en las que confían, además saben de lo que son capaces, lo lograrán. La pandemia demostró que las empresas que se han mantenido a flote o en crecimiento, es porque contaron con las personas que necesitaban. No involucionemos, cambiemos la mentalidad, basemonos en la idea de que el próximo modelo de negocio exitoso, surgido de las entrañas de la organización se verá «pequeño» o «insignificante» en comparación con los negocios o productos exitosos que ya existen en una empresa. Pero crecerá. No los comparemos, ni lo midamos como tradicionalmente lo hemos hecho.

Evitemos centrarnos en los presupuestos o costos, proporcionemos los recursos para realizar lo que haya que hacer y dejar que las personas hagan lo que sea que deben hacer para que la iniciativa tome vida propia. El presupuesto está simplemente del lado de los costos, de las limitaciones, mientras que las personas para realizar el trabajo significan la autoridad, las capacidades y el desafío organizativo.

“Las organizaciones son personas, no presupuestos”

Cada “innovación pandémica” exitosa que vimos, pasaba por alto todas las reglas normales de ajuste presupuestal o alineación estratégicos, y a nadie se le dijo que buscara una solución para presentarla en un comité, para después detenerla en la línea de salida.

Si bien se sintió como si arrojásemos la precaución al viento, lo que aprendimos que con la confianza, asignando a las personas adecuadas para hacer el trabajo de “A a Z”, pueden suceder cosas buenas.